Eclipse al Amanecer

Capítulo 1 -Entre bromas y preocupaciones -A ojos de Edward

Contemplaba el perfil de Jacob completamente embobado, recostado boca arriba en aquel prado nuestro cubierto de flores silvestres, mientras él leía acostado boca abajo sosteniendo el peso de su torso con los codos afincados en el suelo y su rostro enfocado en el libro de literatura griega.

—Hefestión acompañó a Alejandro Magno en su campaña asiática desde el principio, luchando en la unidad de caballería, al pasar por la ciudad de Troya Alejandro honró la sagrada tumba del héroe Aquiles, mientras que Hefestión la de el amante de aquel, Patroclo, asumiendo ante todo el ejército la naturaleza de la relación que ambos compartían...

Jacob se quedó pensando por unos minutos, mientras yo me debatía entre arrojármele encima y decirle cuanto lo amaba o aguantarme las ganas y dejar que siguiera estudiando.

—Eso quiere decir que cuando yo haga la exposición sobre Alejandro Magno delante de toda la clase junto a ti, ¿estaré dando a entender que tú eres mi Alejandro y yo tu Hefestión? —Solté una carcajada y girándome para quedar de medio lado, respondí su pregunta, acariciándole el cabello.

—No... porque Hefestión era el amante de Alejandro... en cambio tú eres mi todo, eres el eje de mi mundo... el que lo hace girar y seguir moviéndose alrededor de todo tu sistema solar. —Él me observó fijamente, comenzando a ruborizarse, mientras yo le acariciaba la mejilla, preguntándole con una amplia sonrisa. —¿O quieres casarte con alguna chica y mantenerme a escondidas?... porque si es así... entonces si sería como en esa historia, solo que Alejandro serías tú... porque Hefestión solo tenía ojos para él y no deseaba a nadie más. —Él suspiró y se recostó en la misma posición en la que yo me encontraba, colocándose enfrente de mí.

—¿Dejarías que yo me casara y tuviera hijos? —Asentí a su pregunta, sonriéndole dulcemente.

—¿No te darían celos? —Negué con la cabeza.

—En lo más mínimo Jacob, no me permito el sentir celos de una mujer... porque no puedo competir con una, yo soy hombre... no un transexual... respeto y amo a las mujeres tanto como tú... mi competencia no es con ellas. —Jacob comenzó a jugar con el botón de mi camisa de cuadros azules y blancos mientras preguntaba.

—¿Con quién sería tu competencia? —Me percaté de cómo intentó no mirarme a los ojos, acercándome lentamente a él, respondí su pregunta.

—Si osaras tan solo a ver a otro chico y tener algún pensamiento con alguno de ellos, juro que enloquecería. —Suspiró y levantó el rostro, respondiendo por demás divertido.

—Pues entonces no tienes contrincantes... no hay ningún otro chico que me pueda llamar la atención... de hecho... no me gustas por ser hombre... me gustas por ser tú, el vampiro, el ser esplendido que eres.

Cada una de sus palabras me hizo conocer lo que era alcanzar la gloria, no pude contenerme más y atrayéndole con gran ímpetu en contra mi cuerpo, comencé a besarlo en la comisura de los labios, mientras que su corazón se agitaba sin control.

—¡Edward! —susurró él entre beso y beso, abrazándome con fuerzas, mientras yo ganaba terreno dentro de su boca, sin dejar de tener precaución para no terminar hiriéndole con mis dientes, los cuales se encontraban llenos de ponzoña.

Jacob comenzó a introducir su lengua en mi boca, lo que hizo que me separara bruscamente de él.

—¿Qué... que sucede? —preguntó, sentándose completamente ruborizado.

—No hagas eso. —respondí rápidamente, a lo que él torno el rostro algo adolorido ante mi rechazo, preguntándome cada vez mas ruborizado.

—¿Por qué?... ¿Acaso te da asco? —sonreí, acariciándole el rostro mientras le respondía.