Capítulo 9 -Cumpleaños Quileutes -A ojos de Edward

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Después de la broma pesada elaborada entre Emmett y mi Jacob, la semana pasó con total normalidad.

Mis padres habían salido de viajes a isla Esme para pasar una semana a solas... aunque ellos sabían que yo llevaría a Jacob a la isla y de seguro la arreglarían para nosotros, lo que no sabían era que Bella también iría, odiaba mentirles, pero era mejor así, ya que a la larga eso quedaría tan solo en una primera vez que no se repetiría nunca más y ellos no lo tendrían que saber jamás.

Me encontraba en Port Angeles ya que hoy era el cumpleaños del papá de Jacob, ¿y la verdad? No sabía qué comprarle. Estaba en aquella tienda donde le había comprado el lobo al cachorro, me encontraba con Alice, quien me mostraba a cada tanto algo diferente, a lo que yo negaba con la cabeza.

—A lo mejor buscamos en el lugar equivocado —le comenté a mi hermana, observando cómo frunció el ceño—. Es que es más que obvio que el papá de Jacob debe tener todo esto, creo que mejor hubiera optado por tu sugerencia de comprarle una camisa y punto.

Alice me sacó la lengua, asintiendo a mis palabras mientras me soltaba un "te lo dije" mentalmente a modo de regaño. Me dispuse a salir de la tienda, cuando la dueña de esta me detuvo al preguntarme.

—¿Para qué tipo de hombre es el regalo? —Volteé a verle con el rostro extrañado—. Me refiero a que si es un hombre mayor o un muchacho, si es un chaman o líder de alguna tribu. —Giré mi rostro para ver a Alice, quien me exigió mentalmente

"Compra lo que te piensa ofrecer, te espero en el auto". Salió de la tienda, dejándome con la mujer, a la cual respondí.

—Es un líder del consejo tribal de la Push.

—¿Billy Black? —Asentí entre sorprendido y extrañado, ella era una Quileute, pero al parecer se había criado en Post Angeles o eso imaginaba yo.

Ella sonrió y siguió llenando unas pequeñas bolsas con semillas como lo hacía aquella última vez en la que había entrado a su tienda.

—Tengo algo para ti, o mejor dicho para que le obsequies al señor Black. —Dejó de hacer lo que hacía, entrando en una diminuta habitación, comenzando a buscar entre el montón de cajas que se encontraban en aquel lugar.

Yo por supuesto espiaba en su mente en búsqueda de alguna señal del porqué ella conocía a Billy, aunque no debía de extrañarme... era Quileute igual que él, pero con otro tipo de crianza.

La mujer sacó un paquete envuelto en cueros de animal, atados con cordones del mismo material. Salió de la habitación, colocando el paquete sobre el mostrador, desatando los cordones y separando los extremos de aquella piel, dejando ver algo que parecía ser una manta, observando en su mente como ella recordaba el momento en que lo había tejido.

—¿Lo hizo usted? —pregunté y ella asintió mientras sonreía.

—Era para alguien especial que ya no está conmigo. —Al decir aquello, la imagen de un Billy mucho más joven a su lado me sorprendió aún más.

Abrió la manta, mostrándome un lobo gris aullándole a una luna tejida con un bordado muy bien elaborado en hilos plateados.

—Woow... es hermoso, ¿cuánto cuesta? —Ella suspiró, tornando su rostro serio y melancólico.

—Esto es algo que no tiene precio, quiero que se lo entregue a Billy Black y le digas que una vieja amiga suya te ayudó a encontrar el regalo perfecto para él. —Enseguida busqué su nombre en su mente.

"Rachel".

—No puedo aceptarlo... debo pagar por él. —Ella alzó su rostro y me sonrió dulcemente.

Eclipse al AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora