Capítulo 16 -El alumbramiento -A ojos de Edward

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Habían transcurrido dos semanas, Bella cada vez estaba más quebrantada de salud, aunque no se podía negar que había soportado ese embarazo como toda una guerrera.

Después de su último ataque de pánico se comportó a la altura durante los meses restantes, tomándose sus vasos de polivitamínicos (sangre), sus buenas raciones de carne cruda y de vez en cuando toleraba un poco comida humana.

De vez en cuando Jacob iba a visitar a Billy para que no se nos apareciera por la casa, aunque yo deseaba liberarme de todo éste predicamento, pero mi cachorro se rehusaba a soltar la sopa e incluso se mantuvo alejado de la manada, dejando a Sam al mando temporalmente, algo que sin duda le debía estar causando una dicha enorme al "lobo negro" como le llamaba Emmett, aunque no contábamos con una visita inesperada.

Nos encontrábamos en la habitación que Carlisle había acondicionado para Bella, escuchando repentinamente los pensamientos de Leah.

—¿Jacob? —Le llamé, pero el joven lobo ya había percibido el olor de su hermana de manada.

—Espérame aquí, ahora vuelvo. —Me exigió Jacob, quedándome junto a Bella, la cual nos hablaba acerca de sus padres y sobre la decisión de volver a Jacksonville, donde vivía su madre.

—¿Por qué no la llamas y le dices que volverás? —Supe de sobra que ella no sobreviviría al alumbramiento, ideando un plan.

Al mismo tiempo espiaba los pensamientos de Leah, la cual se encontraba interrogando a Jacob sobre el porqué de su ausencia en la manada, y si aquello era porque ahora había una mujer entre ellos, preguntándole si su presencia le incomodaba.

—¿Qué dices Leah?, sabes que el machismo no me va y menos en mis circunstancias. —Fue la respuesta de Jacob, logrando que Leah le abrazara.

—Yo no me quiero ir a vivir con mi madre, yo quiero vivir contigo. —Me notificó Bella, desconectándome por completo de los pensamientos de la joven loba.

—Yo lo digo para tu recuperación, puedes decirle a René que vas a ir a pasarte un tiempo allá, que pescaste un virus y deseas una pronta recuperación, mientras nosotros cuidamos al bebé. —Ella asintió, tomando su celular para marcar el número de su madre, mientras yo me enfocaba nuevamente en la conversación entre mi cachorro y la joven loba.

No había nada fuera de lo normal, Jacob le preguntaba a Leah sobre Idalí y la chica le informaba sobre todas las anécdotas de la beba. Bella comenzó a hablar con su madre por teléfono, notificándole que se iría a pasar unos días allá, dándole una fecha estimada, escuchando como la mujer estaba por demás encantada. Mientras tanto en la planta baja Leah parecía haberse percatado de algo.

—¿Y esa blusa? —Observé a trabes de los pensamientos de la chica que una blusa roja de Bella se encontraba en uno de los muebles individuales. —Se parece a una que le vi hace tiempo a Bella. —Leah tomó la prenda de vestir entre sus manos, siendo Jacob quien se la arrebatara, alegando que era de Alice, pero la joven loba le miró de mala gana, alegando que la prenda olía a Isabella por todos lados.

Bella trancó al fin la llamada, comentándome lo que ambas habían hablado aunque yo ya había escuchado toda la conversación. Asentía a cada tanto las palabras de Bella como si le prestara atención, percatándome de como Leah le exigió una explicación a Jacob.

Él, como siempre, no supo disimular muy bien su nerviosismo, lanzando una fugaz mirada hacia la parte alta de la casa, comentándole que la chica había estado aquí pero que ya se había ido.

Por supuesto Leah no era estúpida, percatándose al igual que yo desde sus pensamientos, la mirada nerviosa que Jacob le daba, comenzando a subir las escaleras. Tomé un taburete de madera, sentándome junto a Bella, tratando de verme lo más normal posible, cubriéndole el abultado abdomen, esperando a que ambos entraran.

Eclipse al AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora