La ventana y la carta

Edificios hermanos

   La mujer de los dibujos no vive en el edificio de enfrente.
   Después del trabajo fui nuevamente al departamento de mi hermano; pero antes de subir, decidí visitar brevemente a la mujer de los retratos.
   Si bien no sé en qué departamento vive, sé muy bien que es en el séptimo piso, suponiendo que realmente mi hermano la hubiese retratado desde el balcón de su departamento.
Tuve el cuidado de llevar el cuaderno de dibujo conmigo, y le señalé al conserje algunos de los mejores retratos de la mujer en el cuaderno. Por supuesto que no le dije que los había dibujado mi hermano desde el balcón de enfrente. 

  El conserje no tenía idea de quién era la mujer dibujada. Ante mi insistencia incluso consultó con otro funcionario del edificio sin ningún resultado. Le dejé mi tarjeta antes de irme y le supliqué que me contactara si recordaba algo o si se encontraba con esta mujer. 

   Ya de vuelta en el departamento de mi hermano, me senté nuevamente a comparar el edificio de los dibujos con el que tenía justo frente a mi. El estilo era idéntico, los mismos balcones, los mismos balaustres, proporciones, formas, remates, cornisas y cualquier otro detalle mencionado en los libros que mi hermano desparramó en la mesita de café. Pero no era este edificio.   Entre el edificio dibujado y el edificio frente a mi, había diferencias como las que hay entre dos gemelos que nacen iguales pero crecen para ser diferentes.   Distintas macetas, distintas cortinas, diferente cableado, diferentes posiciones en las grietas.  El edificio dibujado es seguramente otra construcción hecha siguiendo los mismos planos ¡Seguramente por eso mi hermano estaba registrando tantos libros de arquitectura! Si dibujó el edificio hermano, significa que lo encontró en uno de estos libros. 

— ¡Para variar tendré que limpiar tu desorden, Bernardo!

  Pongo más agua a hervir y comienzo a ordenar los libros. Planeo, seriamente, revisar cada una de sus páginas.