Amanecí el domingo sobre el catre de mi hermano. Supongo que poco a poco me estoy apropiando de todo aquí, aunque sólo haya traído una frazada para cubrirme, pues aún no me atrevo a meterme a la cama.
Amarré mi cabello despeinado y me preparé algo de desayunar. Salí al balcón a tomar café. Al frente, veo a Felix haciendo lo mismo, lo saludo con la mano y él también. Y entonces tengo esta idea. Saco mi teléfono y busco el número que conseguí ayer
— ¡Hola Felix! ¡Buen día!
— !Hola Luisa! ¿Qué harás hoy?
— Dime algo ¿Es en esta posición en la que se sentaba mi hermano cuando dibujaba?
— Eh ¿Qué? Ah sí, de espaldas a la calle, pero él se sentaba más a la izquierda.
Sin levantarme del asiento, arrastro la silla hacia la izquierda poco a poco.
— Un poco más, más, ahí. Ahora gira un poco hacia la izquierda... Justo así. Esa es la posición.
Estoy sentada a un costado del balcón, de espaldas a la calle, en el reflejo del ventanal veo perfectamente el departamento de enfrente, en el mismo ángulo que en los dibujos. Felix no está. Seguramente se molestó porque fuí grosera con él, lo entiendo.
— ¿Felix? Lo siento, te interrumpí mientras hablabas...
— Y ahora me das la espalda, ¿qué modales, eh?-bromea
— Ya, pero tu no estás en el balc...He volteado, y Felix está en el balcón. Me enderezo, y Felix no está en el reflejo.
— ¿Sucede algo, Luisa?
— Eh... eh... ¿Estas en el Balcón, Felix?
— Claro ¿no me ves?
Es el mismo balcón, estoy segura. Calzan todos los ángulos, las grietas y el saltado de la balaustra. Pero Felix no se ve en el reflejo.
— ¿Luisa?
No creo en vampiros ni nada de eso, pero me pongo de pie de puro asombro. Y de pronto allí está. Felix aparece en el reflejo. Volteo, y está también en el balcón. Todo es incómodamente normal.
— ¿Estás bien?
— Uh. Sí. Estoy bien Felix.
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La ventana y la carta
Misterio / SuspensoLuisa recorre los recuerdos de su hermano Bernardo, intentando aclarar las verdaderas causas de su muerte. Paso a paso irá recreando los últimos días de su vida hasta encontrar la verdad.