He bajado junto con Félix a tomar un buen desayuno en uno de los cafés que hay en la cuadra. mientras caminamos, me fijo en todos los reflejos y puedo ver a Félix claramente. Me esfuerzo por caminar bajo el sol y no le molesta en lo más mínimo.
Finalmente desayunamos en uno de esos cafés donde los escultores hacen sandwiches y los pintores café; y cobran como si fueran pinturas y esculturas, aunque los artistas no vean mucho de ese dinero.
Trato de parecer lo más normal posible. Pensándolo bien, mis reaciones son perfectamente normales para las cosas que he visto, pero no quiero seguir siendo la loca del edificio de enfrente.
Al mediodía Félix se va a visitar algunos parientes y yo subo nuevamente al departamento.Estoy tomando algo de aire en el balcón. Con algo de miedo, imagino voltear y ver a Felix en el reflejo esta vez y no en el balcón real.
— Ridícula.
Examino el ventanal con cuidado, efectivamente veo el departamento de enfrente en el reflejo, sin Félix.
Me encuentro con el reflejo de mis zapatos en el ventanal, mis jeans se están rompiendo en la rodilla; más arriba, veo el reflejo del departamento de enfrente.
— ¿No... estoy...?
No, no estoy en el reflejo. Muevo las manos, los pies, hago gestos y muecas, mi reflejo se ve claramente en los cristales superior e inferior del ventanal, pero no en el cristal del medio. El cristal más antiguo.
Miro el reflejo desde todos los ángulos, el edificio es el mismo pero nada cuadra con el edificio que tengo al frente; cortinas, muebles en los balcones, mascotas, cableado. Es como si otras personas estuvieran viviendo en él.
Esto no tiene ninguna lógica, no cuadra con nada excepto una cosa: estoy segura de que la mujer dibujada vive en el edificio reflejado.Si fuera una película policial, esperaría por horas a la mujer dibujada, sentada en un auto frente a su casa, comiendo rosquillas. Pero no es así; de modo que estoy esperando por horas a la mujer dibujada, sentada en mi balcón, comiendo una pizza que pedí por teléfono.
Ya está atardeciendo y nada en el departamento de la mujer dibujada indica que vaya a aparecer pronto.
Estoy rascando los trozos de queso fundido pegados a la caja, y entonces la veo. La mujer dibujada. Está sacando un par de maceteros al balcón. Es ella. El mismo peinado, las mismas facciones. No puedo creer que la esté viendo. Quiero gritarle, pero no me oirá. Quiero ir y hablar con ella, pero no hay dónde ir; lo más cerca que puedo estar de ella es aquí, desde el balcón, junto al cristal más antiguo del ventanal.
Hago gestos, muevo las manos, doy golpecitos en el cristal, pero nada; la mujer dibujada sonríe mientras riega los maceteros con una jarra.
Tomo mi teléfono y enciendo la linterna, apunto al ventanal, a la mujer dibujada. Muevo el telefono, trato de darle en la cara con la luz. Finalmente mira hacia donde estoy yo.
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La ventana y la carta
Misterio / SuspensoLuisa recorre los recuerdos de su hermano Bernardo, intentando aclarar las verdaderas causas de su muerte. Paso a paso irá recreando los últimos días de su vida hasta encontrar la verdad.