Capitulo 2: AnimaFractus

365 11 1
                                    


El Hombre de Traje y El Doctor volvían a reunirse en la base militar abandonada. Se hallaban en la desordenada oficina del Doctor, mirando otra vez los expedientes de todos los Animafractus que había allí dentro.

Hombre de Traje: Entonces... ¿estás seguro de que funcionará?

Doctor: No, y si lo estuviera, sería un 15%.

Hombre de Traje: Eso es un porcentaje realmente bajo.

Doctor: Dije que habíamos conseguido un método que quizás los reparaba, no que fuera un método funcional. Todavía no lo probamos, y hay muchas posibilidades de que falle.

Hombre de Traje: Vamos a hacerlo igual, ¿verdad?

Doctor: Por supuesto. Si algo sale mal, nadie echará de menos a estos imbéciles. No le importan a nadie, y menos a nosotros. –Él y El Hombre de Traje sonrieron y salieron de la oficina. Vieron a un guardia acercarse y El Hombre de Traje le hizo una seña para que viniera más rápido-.

Guardia: ¿Sí, señor?

Hombre de Traje: Quiero que lleven a uno de los Animafractus al laboratorio, ¿cuál era? –preguntó al Doctor-.

Doctor: Zachary, está en el segundo piso. Y usted –dijo dirigiéndose al Hombre de Traje-, sígame. Necesitamos seguridad, y necesitamos estar preparados antes de que llegue nuestro experimento.

El Guardia asintió y se giró para dirigirse hacia la celda del Animafractus requerido. Su camino estuvo lleno de miradas de odio, insultos y otras cosas que habrían hecho saltar a cualquier hombre, pero El Guardia tenía un temple de hierro, y casi nada le afectaba. Llegó a la celda más alejada a las escaleras y observó el interior. El chico de adentro estaba como muchos otros en aquella instalación, sentado en una esquina, con la mirada perdida y las rodillas contra el pecho. El cabello castaño lo tenía desgreñado; nadie se ocupaba de mantener las apariencias de aquellos condenados. Iba vestido de la misma manera que todos, una camiseta y pantalones color blanco, que con el tiempo se habían ido cubriendo de mugre, e iba descalzo.
El Guardia lo miró un momento, y luego golpeó con su macana los barrotes de la celda, haciéndolos sonar.

Guardia: Oye. –Zack giró lentamente la cabeza y lo miró con odio. Ya conocía a ese guardia, era el mismo estúpido de siempre-.

Zack: ¿Qué quieres?

Guardia: Mis jefes requieren tu presencia. Levántate. –Abrió la celda con una de sus llaves e ingresó, ahora con una pistola en la mano. Zack no se había levantado, así que él lo tomó por el codo y lo obligó a hacerlo de manera brusca-. Te dije que te levantes, imbécil. –Zack soltó una carcajada seca mientras El Guardia lo sacaba a rastras y le apuntaba con la pistola a la cabeza-. Llegas a hacer alguna cosa, intentas escapar siquiera y te pongo una bala en la cabeza, ¿me oíste? Ni siquiera intentes utilizar tu poder.

A sus costados, en las celdas, todos los Animafractus se alteraban al ver pasar a El Guardia con Zack de esa manera. Muchos gritaban el nombre de su amigo y golpeaban los barrotes, aunque no lo hacían tan fuerte como quisieran, ya que ellos pensaban que eran de Vibranium.

Zack: Si usara mi poder, no sería porque yo así lo he querido –murmuró. Observaba en todas direcciones con la mirada perdida-. Incluso un idiota como tú entiende que los Animafractus no entendemos cómo funcionan nuestros poderes y casi nunca podemos controlarlos. Además –dijo, y soltó una carcajada seca-, si llegara a usar mi poder, ninguno de los que está aquí viviría para contarlo, ni siquiera El Hombre de Traje o El Doctor.

LOS VENGADORES 2: CIVIL WARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora