Capítulo 4: Los Acuerdos de Sokovia

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Alex bajó las escaleras a toda carrera y corrió por un angosto pasillo. Tenía la respiración agitada y miraba sobre su hombro mientras avanzaba. Se metió en la primera habitación que vio, que resultó ser un dormitorio desocupado que estaba a oscuras. Se agazapó a un lado de la cama, lejos de la puerta, e intentó regular su respiración. Se habría metido debajo de la cama para estar más seguro, pero ahora que había crecido, ya no entraba en ese espacio tan pequeño. Se quedó en silencio cuando vio la puerta abrirse y alguien entró en la habitación. Incluso intentó no respirar, ya que pensó que se escucharía.
La persona que había ingresado a la habitación estaba acompañada de alguien más. Ambos se habían quedado quietos, escudriñando la habitación. Alex pensó que no lo verían, así que comenzó a relajarse. Pero eso fue hasta que el primero que había entrado en la habitación se giró hacia él, el iris de sus ojos brillando.

Carter: Tío Alex, te estoy mirando. Ya perdiste.

Alex soltó un gruñido mientras se levantaba e iba hacia sus sobrinos. William y Carter lo esperaban afuera de la habitación con una sonrisita en sus rostros.

Alex: No se puede jugar a las escondidas con ustedes –murmuró mientras subían de nuevo por las escaleras-. Sus poderes los vuelven demasiado buenos, y además siempre se ponen en equipo.

William: Carter podría haberte encontrado él solo –respondió él simplemente, y luego sonrió pícaramente-, pero yo le dije dónde buscar. –Carter sonrió de la misma manera-.

Alex: Con esa sonrisa, eres igualito a tu padre –dijo mirando a William. Luego se dio la vuelta hacia Carter-. Tú también eres clavadito a tu papá, pero con los ojos de mi hermana. –Subieron a la sala donde el más pequeño de sus sobrinos había comenzado a contar y Alex fue a sentarse a uno de los sofás-. ¿Encontraron a su hermana?

Carter: Todavía no. Iri sabe cómo esconderse. Igual que Trini.

Alex: Bueno, vayan a buscarlas, e intenten no hacer trampa.

William: Veremos qué podemos hacer –dijo sonriendo mientras comenzaba a marcharse con su hermano para buscar a Eira-.

En ese momento, Ian y Walter aparecieron frente a sus amigos con la respiración agitada y una sonrisita en la cara.

Ian: Eira y Trini no están en el cuarto de nuestros padres.

Walter: Y tampoco en el cuarto de sus padres o de los de Trini.

Carter: Entonces deberemos buscar en otro lugar. ¿Vienen con nosotros? –Walter e Ian asintieron con el ánimo de hacer una travesura-.

Alex rio y abrió la boca para decir algo, pero en ese momento, una puerta que daba a la sala se abrió y por ella entraron los Vengadores. Venían con algunos moretones y raspones, pero dentro de todo, estaban bien. Ian y Walter salieron corriendo en dirección a sus padres en cuanto los vieron. Daisy y Bucky alzaron en brazos uno cada uno, aunque pusieron algunas muecas de dolor mínimas. Igualmente, intentaron sonreír cuando sus hijos los miraron a la cara.
Alex no estuvo tranquilo hasta que no vio a su hermana entrar en aquella habitación. Parecía que no había recibido ningún golpe, aunque quizás tuviera moretones debajo del traje. William y Carter se dirigieron a sus padres y estos los alzaron en brazos también.

Daisy: ¿Cómo están mis niños? –preguntó mientras le llenaba de besos la cara a Walter, que era el que tenía en sus brazos-.

LOS VENGADORES 2: CIVIL WARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora