Ir Por Ella.

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Peeta.

Hace ya dos semanas y media desde que Katniss huyó de casa, desde que no sé nada de ella, deseando que donde quiera que se encuentre esté bien.

La he buscado en todos los lugares que ella conocía, en todos en más de una ocasión, con la esperanza de encontrarla, esperándome, de poder hablar con ella y pedirle perdón de todas las maneras inimaginables.

Con ayuda de su hermano y la señorita Johanna he ido a buscarla a lugares más alejados, preguntando a todo el que se cruza en nuestro camino si es que la han visto.

Incluso mis padres se han unido a la búsqueda luego de que les contara todo lo ocurrido No pude evitar sentir vergüenza ante la mirada de decepción por parte de mi madre cuando le conté todo lo ocurrido, que yo fui el responsable de la muerte de mi hijo y del sufrimiento de Katniss.

Mi padre también se molestó, pero no conmigo si no con Haymitch Everdeen por no haberle contado sobre todas las clausulas establecidas en el testamento y también consigo mismo por inconscientemente haberme orillado a todo esto.

Lamentablemente a pesar de todos mis esfuerzos no he podido encontrarla, pero no por ello pienso darme por vencido. Aunque el clima tampoco juega a mi favor ya que durante los últimos días se soltó una fuerte tormenta que hacía imposible ver y pasar por los caminos llenos de tierra.

Durante todo el tiempo que tuve que pausar mi búsqueda no hice nada más que imaginarme cómo sería mi encuentro con Katniss, repasando todas y cada una de las palabras que le diré cuando la tenga frente a mí, leyendo la carta, recordándola, soñando con ella.

El día en que la lluvia no es más que una ligera llovizna es cuando retomo mi búsqueda aunque sin éxito alguno puesto que en ningún lado hay rastro de ella, es como si no quisiera que la encontraran, y aunque me duela decirlo, creo que lo mejor es hacer lo que me pide en la carta, dejarla sola, dejar de buscarla.

La misma mañana que decido no buscarla tocan insistentemente la puerta, inmediatamente me apresuro a abrir, albergando la esperanza de que se trate de Katniss, pero para mí mala suerte no es así, al contrario se trata de la persona que menos me imagine encontrarme detrás de la puerta.

La joven Misteriosa o debería decir la señorita Cartwrigth es quien tocaba insistentemente la puerta. No puedo evitar sorprenderme de verla de pie en el umbral de la puerta, luce cansada, como si hubiera viajado toda la noche.

―Joven Mellark, gracias al cielo que abre puesto que no tengo demasiado tiempo, tengo que volver antes de que ya no me puedan encubrir.

Frunzo el ceño, confundido ante sus palabras y aún sin comprender por qué se encuentra aquí. La invito a pasar pero ella niega con la cabeza para luego decir.

―No Gracias, además creo que ni siquiera usted va a querer encontrarse adentro luego de lo que le voy a decir, ¿Hace Cuántos Días que su esposa no se encuentra en casa?

―¿Qué quiere decir? —pregunto aún más confundido.

―Que yo sé dónde está su esposa.

Esas palabras retumban en mi mente unos minutos, no puede ser todos estos días he estado buscándola desesperadamente y hoy el día que decidí no hacerlo por fin recibo noticias sobre si paradero.

―¿Dónde está? —pregunto desesperado.

―Está hospedada en una posada en un pueblo un poco lejos de aquí, no sé si lleva más de una semana desaparecida porque ese es el tiempo que lleva en el pueblo. No había venido a avisarle puesto que creía que usted lo sabía, pero ya he comprobado que no es así y no sé si querría que usted supiera esto pero solo ha estado en su habitación llorando.

Eso que el alma se me caiga a los pies puesto que sé que yo soy el responsable de sus sufrimiento, lo que hace que mi necesidad por ir a su encuentro aparezca nuevamente y ahora con mayor intensidad.

Luego de agradecerle demasiadas veces a la señorita Cartwrigth por el haber venido inmediatamente a decirme dónde Puedo encontrar a Katniss, sinceramente nunca voy a dejar de estar agradecida con ella por ello. Nos dirigimos al pueblo donde se encuentra mi esposa al igual que la posada donde se encuentra.

Me dirige a la habitación de Katniss para luego despedirse.

―Nuevamente, muchas gracias —Le digo antes de que se vaya.

―No hay de que, es lo menos que podía hacer por ambos, ella lo ama, usted la ama, por lo cual me pareció incorrecto que ambos se encontraran distanciados —Dice antes de desaparecer por el pasillo.

Lentamente abro la puerta y ahí se encuentra ella, sentada frente a la ventana, con el cabello suelto sobre su espalda y su mirada perdida en el cielo estrellado de la noche.

Dirige su mirada hacía mí al escuchar la puerta cerrarse y en sus ojos puedo leer la sorpresa de verme de pie frente a ella.

—Peeta—Es todo lo que sus hermosos labios logran susurrar.


¿Estamos Listos Para El Amor?- Everlark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora