Capítulo 11: tenerte en mi habitación con solo una toalla.

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-Okay, bien, su castigo terminó- Maggie anunció y sentí una ola de alivio recorrer todo mi cuerpo.

-La puta madre, al fin- dije levantándome. -Estoy muerta y tengo tanto calor y el abuso infantil termi...- no alcanzé a terminar la oración porque de pronto me taclearon dentro de la piscina.

Bajo el agua, los brazos desnudos de Zac me prohibían salir, su cuerpo estaba sobre el mío, y sentía la piel desnuda de mi barriga contra su pecho y hombro por nuestra posición; nuestras piernas estaban entedadas, y sus brazos firmemente rodeándone. Sentí el mundo congelado por unos instantes.

Se impulsó hacia afuera, llevándome con él.

Apenas mi cabeza salió a lasuperficie y Zac me soltó, di una frofunda inhalación. Cuando pude volver a respirar con normalidad y mis pulmones estaban llenos, volví mi atención hacia él.
-¿Qué mierda, imbécil?

-Sólo disfruto mucho mojarte. Y, además, dijiste que tenías calor, así que te hice un favor- dijo con esa media sonrisa boba suya. ¿Cuándo no llevaba aquella sonrisa que lucía como si fuera superior?

-Oh, qué amable de tu parte- dije sarcásticamente mientras le sonreía y el me salpicó agua en la cara, haciendo que esta entre en mi boca y nariz y me atoré, tosiendo por aire. El tarúpido se rió.

-Bueno, el que ríe último ríe mejor- dijo nadando hacia atrás.

Me acerqué a las escaleras de la piscina.
-¿Y qué te hace pensar que esa es la última risa?
Salí de la piscina y me quité los zapatos con los pies mientras me quitaba las trenzas. Con mis manos sacudí y estrujé para sacarle la mayor cantidad de agua posible a mi cabello ahora con rulos y hondas, formados por las trenzas y el agua.
Usé mi camiseta que había dejado a un lado lara secarne un poco y luego entré en la casa justo a tiempo para escuchar a mi madre preguntándome algo a su mejor amiga, ambas sentadas en la sala con la televisión encendida.

-¿Qué es más pesado? ¿200 kilos de ladrillos o 200 kilos de plumas?

No iba dejar que confundiera a Maggie y ganara una respuesta incorrecta de su larte, como estaba planeade resultar esa pregunta, así que intervine.
My voz hizo que ambas volteen.
-La respuesta es las plumas.

Maggie se vió confundida mientras mi madre sonreía triunfante, pensando que esa era mi respuesta final. Pero estaba equivocada. Me agaché para agarrar su vaso de limonada y tomé un largo sorbo.

-200 kilos de ladrillos son tan sólo unos ladrillos, pero si tratas de cargar 200 kilos de plumas, también tendras que cargar con el peso de lo que le hiciste a esos pobres pájaros- agregué mientras me alejaba en dirección a las escaleras con el vaso aún en mi mano.

-Creo que tanto trabajo le afectó- alcanzé a escuchar comentar a Maggie.

-No, siempre ha estado así de mal de la cabeza.

-¡Te escuché!- advertí mientras comenzaba a subir las escaleras.
Arriba, entré al cuarto de visitas y saqué unas toallas del closet. Entré en el baño y me di una bien merecida ducha fría.

Cuando estaba casi lista, el agua repentinamente se volvió caliente. Solté un grito cuando me quemó.
-¡Zac, si eres tu te voy a hacer mierda!
Apagué el agua rápidamente, caminando hacia el retrete y tirando de la cadena, sólo para que su agua se calentara también.
Lo escuché maldecir y sonreí.

Envolví mi cuerpo en una toalla y salí sel baño, sin que me importara que estaba goteando. Cruzé el pasillo y entré en su habitación, justo para encontrarlo saliendo del baño con mada más que una toalla al rededor de su cintura.

-Pedazo de mierda mal cagada, ¡vuelve a hacer eso y estás muerto!- lo amenazé, apuntándolo con mi dedo índice.

Alzó su ceja y me miró de arriba a abajo, aquella media sonrisa suya formándose en sus labios con un aire pervertido.
-De haber sabido que sólo me tomaría hacer eso para tenerte en mi habitación con sólo una toalla, lo habría hecho antes.

Recordé qye estaba desnuda excepto por la toalla y me quedé congelada. Recordé que él sólo traía una toalla. Ambos estábamos desnudos, sólo cubiertos con toallas que podrían caerse con el más mínimo movimiento.
Lo miré y mis ojos se desluzaron hasta su pecho y sus abdominaled, algunas gotas de agua deslizándose por estos hasta su línea V... Mierda el imbécil estaba bueno.

-Tarado- murmuré sin saber qué más decir y ajusté la toalla antes de voltear y salir de su habitación para volver a la de invitados.
En la cómoda dncontré un bikini mío que había dejado alguna vez anterior, y me lo puse como topa interior. También habían unos shorts de jean, pero como no había ninguna camiseta, fuí a la habitación de Maggie y de Thomas y tomé prestada una camiseta de ella. Era gris y no tan grande.

Bajé y encontré mi celular. Luevo volví a subir y entré en la habitación de Zac.
Él estaba acostado sobre su cama sin camiseta y con pantalones de buzo mientras ysaba su celular.
-¿Qué mierda quieres?- preguntó apenas me vió.
Lo ignoré y me agaché junto a su cama. Encontré el cargador de su iPhone junto a su mesa de noche y lo desenchufé.
-¡Devuélvemelo, perra!

Seguí ignorándolo y salí de su habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
De nuevo abajo, entré en la cocina y enchufé el cargador de Zac junto a la isla centras y puse a cargar mi celular. Me serví cereal con leche y me senté en una de las bancas, esperando que mi celular se encendiera.

La puerta dd la cocina se abrió y ni siquiera me molesté en levantar la mirada.

-Devuélveme mi cargador, zorra inmunda.

-No gracias- respondí llevándome otra cucharada a la boca.

-No te fué una pregunta.

-No podría importarme menos.

Trató de agarrarlo pero golpeé su brazo y él retrocedió.
-Jódete, Alice. ¡Dámelo!

-No hasta que mi celular termine de cargarse.

-Puta tarada- volvió a i tentar agarrarlo pero golpeé su mano.

-Pedazo de inútil.

Entonces, Maggie sntró en la cocina.
-Si escucho una palabra más de ustedes dos, va a haber más trabajo para que hagan en el jardín- nos advirtió mientras sacaba otra jarra de limonada de la nevera y luego salía de la cocina.
Zac gruñó y se fué también.

Al fin sola.

La pantalla de mi celular se iluminé y sentí cómo toda mi vida lo hacía también.
Lo desbloqueé y primero respondí a mis amigos en iMessage. Luego Snapchat y finalmente Instagram.

Como media hora después, mi madre me avisó que nos iríamos, así que desconecté mi celular, dejando ahí el cargador de Zac, y salí para buscar mi camiseta y zapatos que había dejado afuera, y luego fui a buscar lo que había dejado arriba y puse todo en una bolsa plástica. Salí de la casa descalza y me subí al auto de mi madre.
En ese momento un auto blanco se estacionó frente a la casa y de adentro bajaron Chad y Frank.
Mientras mi madre detrocedía, hice contacto visual con Frank y él me saludó con la mano, y le devolví el saludo.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2016 ⏰

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