Casa

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Si quiero a Cristian conmigo debo estar fuerte para él, por esa razón no lo traje a casa cuando lo dieron de alta, no estaba fuerte me puse muy mal con lo del accidente, no comía y no llegaba a casa a descansar quería estar para en cuanto despertara pero me estaba perdiendo a mí misma y entonces pase a una situación crítica, Adrián me llevo por la fuerza a casa, me dio de comer y me envió a dormir, veinticuatro horas sin parar, ahora eramos dos inconscientes y sólo por eso no me dejaron traerlo a casa y aunque al principio hice mil corajes, tenían razón, apenas podía conmigo ¿cómo iba cuidar a Cris? En fin, llego a un restaurante de mariscos, pido filete empanizado, odio todo lo relacionado con mariscos absolutamente, excepto el filete empanizado.
Acabo de comer y no soporto más no ver a Cristian, salgo para la clínica. Bajo del auto y llego a recepción.
-Buenos días, ¿el Sr. Sáenz está? -
-Claro, adelante porfavor - (señorita)
-Gracias -
Sonrío cuando respondo, cuesta creer que sonrío siempre a todo y a todos, ya es por inercia, mientras avanzo a la habitación siento un nudo en el estómago, se me quieren doblar las piernas, incluso pienso en retroceder e irme pero luego, ya es muy tarde una vez que llego a la puerta toco y al fondo se oye
-Adelante -
Es él. Abro la puerta, entro lentamente y en automático mi sonrisa aparece, él está frente a una ventana que es la mitad de la que esta en nuestra habitación, lleva unos jeans oscuros, una camisa roja, chaqueta negra y vans rojos. La habitación es muy sencilla, una cama, televisión, un sofá individual, el guardarropa y el baño a un costado de su cama; en medio de la ventana y al lado del sillón está una caja que le sirve como librero, por lo que veo, se vuelve y me ve.

"Entre Memorias"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora