El silencio reinaba en la habitación, cosa que agradecí, porque prefería esto a otra de las tantas conversaciones incómodas.
-Porqué no me dejas conocerte un poco más Emma?- y ahí se terminó el bendito silencio- tal vez te sorprenda lo idénticos que podemos llegar a ser...
-O tal vez no- respondí- pero como quieras, comenzaré yo- hice una pausa a modo de espera, al que el respondió con un asentimiento de cabeza- Cómo tomaste el saber que te mudarías?
-La verdad... Me gustó la idea porque había tenido problemas que quería olvidar y el cambio es bueno para eso.
-Bueno en eso tienes razón...- sonreí- es tu turno.
-Tienes novio?- me miró a los ojos mientras seguía comiendo unas papas.
-Te importa acaso?- respondí tajante.
-Créeme pequeña, si no me importara no preguntaría, ahora contesta.
-Bueno, pues no, no tengo, tu turno- agarre un sándwich- Cómo te llevas con tus padres?
-Bueno... Los amo, ellos son lo mejor en este mundo, bueno, ellos y mis hermanas, estoy seguro que daría la vida por ellas.
Quedé sorprendida por las palabras de Colton... No me imaginaba que esas palabras podrían salir de su boca.
-Bueno preciosa, creo que eso es todo, son las 4:00 a.m y tú necesitas descansar.- Se levantó del sofá mientras recogía sus cosas.
-Espera una última pregunta, porqué me estuviste ignorando toda esta semana?- En el mismo instante en que terminé de preguntar, Colton se quedó inmóvil.
-Creo que el tiempo responderá tus preguntas pequeña, ahora, debo irme- giró y salió de mi habitación.
-Está bien- susurré mientras escuchaba la puerta principal cerrarse.
Me acosté en mi cama y ni siquiera sentí el momento en el que cerré los ojos.
Eran las diez de la mañana cuando me levanté con el sonido de mi celular, era una llamada de Ari, ahora que recuerdo la noche anterior no le escribí para decirle que me encontraba bien.
-Hola?- respondí.
-Emma! Dónde estás!? Nos tenías preocupadas...- su tono de voz tenía una mezcla de preocupación y curiosidad.
-Estoy bien Ari, estoy en mi casa ayer Colton me acompañó hasta aquí y...- la verdad no sabía si contarle o no lo que pasó después, luego de pensarlo como cinco segundo decidí que era mejor guardarlo para mí.
-Y?- Ari seguía esperando mi respuesta.
-Y nada, nos despedimos en la puerta y se fue- quería contarle la verdad a Ari pero sería otro problema para ella.
-Está bien, te creeré, que harás esta tarde?
-Nada, creo que me haría bien una tarde de películas, y comida, nada más.
-Necesitas compañía?- Ari era de esas personas que se preocupaba por el bienestar de todos antes que el de ella, y la amaba por eso.
-No, pero gracias por la tentadora oferta, quiero quedarme en casa, una maratón de mi serie favorita y comida, la mejor combinación- sonreí.
-Está bien, pero cualquier cosa llámame.
-Okay, nos vemos.- respondí y corté la llamada.
Lo primero que hice fue tomar una ducha para poder relajar mis músculos, luego me cambié, y agarré la bolsa de comida para perros que tenía escondida debajo de mi cama y al terminar me dispuse a ir a dar de comer a esos pequeñuelos.
Una vez que estuve en el sótano comencé a darme cuenta de lo grandes que se estaban poniendo mis bebés y que con urgencia tenía que encontrarles un lugar donde quedarse.
Les di la sus respectivas porciones a cada uno y llené de agua sus potes como lo hacían Anne y Ari, ya que ellas eran las encargadas de alimentarlos si es que yo no podía.
Una vez que comieron todo les puse las correas improvisadas que hicimos con Anne y los llevé a pasear, fue divertido pasar toda una tarde con ellos, pero el problema es que tenía que buscarles casa antes de que me encariñe más con ellos porque entonces sería difícil dejarlos ir.
Estaba volviendo a casa cuando mi celular recibió un mensaje de un número desconocido.
De: Desconocido
Hola pequeña, lamentó ser yo la que te informe de esto pero nunca te preguntaste porqué tú papá recibe esas llamadas tan extrañas o porqué sale a altas horas de la noche sin que se den cuenta. Bueno lamento decirte que tu papá tiene una amante, soy muy amable al abrirte los ojos no? no me lo agradezcas de vez en cuando me gusta hacer obras de caridad, besos.
Sentía que algo en mi fallaba, me temblaban las piernas y en ese mismo momento pensé que iba a perder el conocimiento.
Quería llorar, no, quería gritar, necesitaba sentarme en algún lugar para pensar en esto. Llegué a mi edificio, dejé a los perros y tan pronto como pude abrí la puerta de mi habitación.
Estaba aturdida por todos los pensamientos que venían a mi cabeza... Esto no puede ser cierto...
Por qué mi papá haría algo así?
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Life is a Game
RomanceLa verdad es que he conocido mucha gente en mi vida, gente diferente, a la que no le da miedo los prejuicios o las clases sociales. Constantemente estoy reflexionando sobre mi vida y la verdad es que no me puedo quejar, llamémoslo una vida privilegi...