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Carmen continuaba mirando el infinito mar, buscando mantenerse ajena a las palabras de Hannah, mismas que se repetían en su mente una y otra vez.

...tienes que tomar dos decisiones muy grandes...

...si realmente crees que tu relación con tu familia pueda mejorar, y si estas dispuesta a poner tu empeño en ello...

...si estas dispuesta a ir en caída libre y luchar por un amor algo imperfecto...

...si es realmente amor lo sabrás más claro con Josh que con cualquier chico. Porque lo que estarías dispuesta a sacrificar a cambio de la relación, solo lo harías por alguien a quien amas...

...nunca hubiera pensado que después de todos estos años las cosas siguieran igual de tensas entre ustedes...

...esta vez has visto el problema desde el comienzo y aun así mueres por acercarte más al fuego...

Era verdad, tenía que tomar dos decisiones muy importantes, y ya no lo podía postergar más (considerando que llevaba postergándolo toda la noche en sus sueños, ya que de alguna manera había tenido claro todas esas horas que de eso se trataba todo, decidir hasta donde está dispuesto a llegar uno. Solo que no lo había querido aceptar). Y ya estaba harta de hacerse la tonta, era momento de tomar dos decisiones.

Carmen alzó la barbilla, apretó los puños a los lados de su cuerpo y... comenzó con la decisión más sencilla (y se sorprendió a si misma dándose cuenta de cual era esta). Decidir si le iba a dar otra oportunidad a su familia o no. Y la verdad no había mucho a considerar, sabía perfectamente bien qué tipo de familia tenía y la actitud que mostraban, solo tenía que definir cuál iba a ser su actitud frente a la situación.

Por un momento dejo que los recuerdos de su niñez pasaran frente a sus ojos como flashes, todos y cada uno de ellos. Los primeros en mostrarse fueron unos llenos de ira y enojo, dando paso a otros de dolor y resentimiento, seguidos por unos de escepticismo y confusión, para finalmente dar lugar a otros que (para sorpresa de Carmen) era alegres y felices. Al parecer no toda su niñez había sido un completo horro, sí había unos cuantos momentos que podía recordar con alegría. Como la primera vez que cocino un pastel con su madre (después de la muerte de su padre), o aquella vez en que su hermano le defendió de un brabucón de tercer año (durante la preparatoria).

Entonces Carmen comenzó a darse cuenta que tal vez todo su dolor y enojo habían nublado los buenos momentos, como una inmensa tormenta que esconde un arcoíris. Claro, era verdad que Beatriz pudo haber hecho un mucho mejor trabajo como madre, pero también era verdad que tuvo sus momentos de gloria (por fugaces que estos fueran). Y su hermano Olson, quien Carmen había visto como un perro traicionero desde que comenzó a llevarse con su madre en el último año de la preparatoria, ahora Carmen aceptaba/recordaba que nunca fue grosero con ella, simplemente trató de mejorar su relación con su madre.

En cierto modo, ahora que Carmen veía las cosas desde una hermosa habitación en una vieja casa estilo castillo medieval, se daba cuenta que tal vez ella sí había sobre-reaccionado de joven (y todos los años siguientes). No negaba que su familia estaba enferma, solo que tal vez solo tenía un leve caso de influencia, y no un de cáncer terminal.

Así que su respuesta a su primera pregunta (si iba a darle otra oportunidad a su familia) fue afirmativa. En cierto modo, no podía imaginar que sus buenas intenciones causaran nada malo. Además, una pequeña voz en su interior continuaba recordándole que había muchas familias mucho peores que la suya. Ella estaba dispuesta a trabajar con el robot defectuoso que tenía.

Y por un momento la alegría inundo a una Carmen danzante, quien sabía había tomado la decisión correcta (aunque no la más sencilla). Hasta que su mente le recordó que aún faltaba otra decisión más por tomar, la más difícil (para la sorpresa de Carmen). Si iba a buscar una relación con Josh o no.

Dime lo que sientes y me quedaré a tu ladoWhere stories live. Discover now