-Carmen. –Le dijo un joven a otra joven, ambos de rubios cabellos y ojos azules. Ambos se miraban nerviosos, ambos sin saber qué decir.
Al llegar al café de Benny's Carmen buscó con la mirada a su hermano por toda la estancia del primer piso, pero no le encontró hasta que la grave voz de este causo que una alarma de peligro gritara en su interior, y un viejo recuerdo de su niñez saltara frente a sus ojos. Igual que el payaso salta de una caja decorada con rallas y elefantes, listo para asustar a cualquier par de ojos que estén prestando atención.
-¡¿A dónde crees que vas Carmen Crep?! –Le gritaba Olson desde la ventana de su habitación.
Era un viernes por la noche, y Beatriz había castigado a Carmen por una semana debido a su mala conducta en una fiesta el lunes pasado. Pero la fiesta que tomaría lugar esa noche era muy importante para Carmen, quien no se planteó ni por un segundo la posibilidad de pedirle permiso a su madre para ir, y en su lugar ató varios pantalones para crear una cuerda, misma que ató a su cama, para después bajar por la ventana en silencio. Pero a medio camino entre el tercer piso y el primero Carmen se dio cuenta que su mágica cuerda no iba a llegar al suelo, y tuvo que saltar. Calló torciéndose el tobillo y soltando un lastimero grito, su hermano (cuya habitación estaba a lado de la suya) le escucho y decidió intervenir.
-¡¿A dónde crees tú?! ¡A la fiesta de Patrick! –Contestó la joven sin importarle el volumen de su voz, la casa era tan grande como para perderse y la habitación de su madre estaba en el otro extremo de la misma. Era casi imposible que escuchara algo. De hecho, la única razón por la que no se había escabullido tranquilamente por la puerta principal era la potente alarma que su madre había activado, misma que se activaría si a alguien se le ocurría abrir puerta o ventana alguna del primero y segundo piso.
-¡Pero madre te ha castigado, no puedes ir! –Olson se mantenía firme y tranquilo, como un padre negando un helado a un niño.
-¡¿Desde cuándo te importa un bledo lo que diga madre?! –Carmen estaba molesta por la posición que tomaba su hermano. ¡¿Por qué demonios estaba de su lado?!
-¡Carmen, ella es nuestra madre! ¡No lo puedes negar!
-¡Nadie lo niega, solo no me importa! –El tobillo de Carmen ya estaba mucho mejor, y ésta estaba preparada para salir corriendo en cualquier momento.
-¡Sé que no te agrada, pero le debes de respetar!
-¡No! ¡Que se pudra y tú también! –Y con esas últimas palabras Carmen se lanzó a la carrera, por un momento temió que su hermano fuera a perseguirle o avisar a Beatriz, pero para su sorpresa (más tarde esa noche) él jamás dijo una palabra de la situación a nadie. Fue como si nunca hubiera sucedido.
-¿Entonces? –Cuando Carmen regreso al presente se encontró con el rostro de su hermano mirándole expectante. Al parecer ella había localizado la mesa en que él se encontraba y tomado asiento, solo que no recordaba haberlo hecho. Cualquier persona normal se preocuparía por ello, pero para Carmen que le sucedieran ese tipo de cosas era lo normal.
-¿Qué? Disculpa, es que no te estaba oyendo. –El recuerdo había dejado la mente de Carmen confundida. ¿Por qué no había avisado Olson a Beatriz? ¿Y qué había querido decir con que sabía que no le agradaba madre pero le tenía que respetar? Extrañamente jamás se había cuestionado la plática de aquella noche hasta ese momento.
-Te decía que si te gustaría venir a la casa a cenar con madre, Clare, Clarisa y yo. Para enmendar la situación de ayer. –Los ojos de Olson le miraban nerviosos, sabían que esas palabras podrían ser muy mal recibidas.
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Dime lo que sientes y me quedaré a tu lado
RomantizmCarmen se ha pasado la vida mirando a otro lado de la ventana, buscando esa otra mirada que la cautive y la haga sentir completa; no la ha encontrado. Y no es hasta que su testaruda amiga Hannah le insiste en aceptar una invitación a la boda de su h...