VIII

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(Pov. Edgar)
Al entrar al salón me percate de que el único que había llegado aún de los chiquillos era el Yelo.

-Wena -dije sentándome a su lado como era habitual.

-Hola -dijo poniéndose rojo.

Puta que era tierno este hueon.

-¿Y pa que te poni rojo? -dije presionando mi índice en su mejilla dejando una huella blanca por la presión.

-Ya pero pa que -dijo tapándose el rostro- ¿Que le paso al Nico y al Jaime ayer? Se fueron juntos y después ni se hablaron.

-No sé, huea de ellos.

Definitivamente algo había sucedido, le sacaría la información a mi buen amigo.

-Oye Edgar...aprovechando de que estamos nosotros nomas.

La sonrisa se ensanchaba en mi rostro.

-¿Que paso?

-Es que... Quería invitarte al cine.

Se me acelero el corazón a mil, estar a solas y a oscura con el manu.

-Bueno po -dije sonriendo mientras él miraba de reojo, más rojo que nunca.

-Yaaa, nos juntamos mañana en la mañana como a las 9, tenemos pocas clases en la tarde después.

-Bueno -dije sonriendole y provocando aún más nerviosismo en el Manu.

Esperaba con ansiedad que el siguiente día llegara hasta el punto de olvidarme en su totalidad del problema del Nico.

Eran las 3 de la mañana cuando mi celular sonó a toda potencia mostrando el nombre de mi amigo Nico en la pantalla.

-¿Alo? -dije con la voz rasposa usual de un yo recién levantado.

-¿E-Edgar? -su voz era temblorosa y uno que otro sollozo se le escapaba.

-¿Qué paso? -dije dejando atrás el sueño en el que estaba sumido.

-Ven a buscarme -dijo acallado su llanto.

-¡¿Donde estai?!

-Creo que en puente alto -Dijo luego de una larga pausa.

-Mandame tu ubicación desde el celu, voy al toque -dije dando por terminada la llamada.

Me vestí con rapidez, fue complicado conseguir un taxi debido a la hora pero cuando por fin logre tomar uno, este no demoro mucho en llegar, aún así dejandome por pagar un precio exagerado a mi opinión.
Me baje rápido en busca de la baja figura del moreno.

-¿Edgar?

Me volví buscando su rostro en medio de la noche y me encontré con un Nico con ojos enrojecidos.

-¿me podí explicar que chucha hací aquí? -dije mientras caminaba a su encuentro.

Lo estreche entre mis brazos para brindarle un sentimiento de protección.

-Tenia miedo -dijo con su rostro escondido en mi poleron.

-¿Por que estai aquí? ¿Quien te dejo botado? ... Ven vámonos a mi casa, allá me cuentas.

Lo rodeé con mi brazo para caminar en busca de transporte.
Al llegar a mi casa ya eran alrededor de las 5am.

-Ven vamos a acostarnos -dije tirando de su muñeca guiándolo a mi pieza como un niño pequeño.

-Perdón Edgar, te hice ir a buscarme a esta hora -dijo sentándose en la orilla de mi cama.

-Voh tranqui no mah, pah eso están los amigos ¿o no? -dije sentándome a su lado- Pero...¿Que haciai a la chucha del mundo botado?

-Salí con unos hueones que son conocidos a carretiar pero me dejaron botao.

-¿A carreriar? Con hueones que ni conoces ¿que onda?

-Necesitaba borrarme, pero no con ustedes, con ustedes no puedo.

-¿Por qué?....¿Por el Jaime?

Asintió con la cabeza con los labios apretados.

-¿Te gusta?

-Lo amo -se le quebró la voz dando paso a un sollozo- no lo quiero... Lo amo.

Me estremeció ver tan destrozado a un amigo que siempre irradiaba alegría y felicidad, nunca había visto al Nico de ese modo.

-¿Que paso con el Naiko?

Un sobresalto se presentó en su cuerpo.

-¿Tuviste algo con él verdad? Sus actitudes lo dicen todo.

Su sollozo aumento de volumen a la vez que sentía con su cabeza.

-Dijo que sabía que me gustaba el Jaime y que no le importaba...estaba tan desilusionado...tan mal que solo me deje llevar.

-¿Qué hizo el Jaime? Ese hueon algo hizo en el carrete, por algo estabas así.

-Antes de que llegara su polola nos comimos y me había dicho que no la había invitado...yo pensé que como no la invitó quizás...y cuando llego me fui a mierda.

Sus palmas tapaban su rostro, tapando sus lágrimas.

-El también me quiere -soltó de la nada.

-Nico, hueooon no podí pensar que ese hueon te quiere después de todo esto, te usa para sus arranques de calentura n-

-Me lo dijo -dijo atropellando el término de mi oración- me dijo que me quería.

Me quede helado, no entendía ni verga.

-Pero según él no puede estar conmigo, dice que solo sabe hacerme daño...que no sabe como amarme.

-Nico...

Entendía a lo que se refería el Jaime, yo sabía que era sentir que solo le haces daño a alguien.

-¿Como es posible que el querer a alguien sea tan doloroso?

-No sé -dije abrazandolo- no sé.

La luz que se colaba por mi cortina me hizo despertar descubriendo que nos habíamos quedado dormidos encima de la cama sin siquiera taparnos.
Los ojos del Nico estaba rojos, se notaban aún cuando este dormía, había llorado demasiado, me quede abrazándolo hasta caer dormidos, hasta que sus sollozos se atenuaran en el silencio del crepúsculo.
Aun acurrucado a mi lado podía notar su tranquila respiración, el verlo tan débil, tan indefenso me dolía pues era mi mejor amigo después de todo.

Manuel.

Me fui a la conchetumadre, tome con rapidez mi celular para ver la hora.

10:40am.

Marque su número con nerviosismo

No estés esperando, no estés esperando

-¿alo? -Se escucho una voz algo débil a través de la línea telefónica.

-¡Manu!

-Si no querías venir conmigo solo tenias que decirlo.

La llamada se corto siquiera permitiéndome emitir algún sonido.




¿Y si doy un besito? ~JAINICO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora