Prólogo

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Ella.
Julio.

-Arthur-lo nombró la chica mientras él pasaba sus manos bajo su falda.
La respiración agitada del hombre era excitante para ella.

Con un fuerte movimiento le rompió las mallas sin importarle si a Miranda le molestaba, entonces sumergió su mano debajo de la braga de la chica y así saborear directamente la exquisitez de su cuerpo.

Miranda, extasiada, no dejaba de sentirle la espalda fornida y de soltar gemidos de placer ante sus caricias.

Aquello debía parar, no podía seguir enrollándose en su oficina con él, y ella lo sabía, sabía que eso no estaba bien y que iba a terminar mal. Pero cuando Arthur se le abalanzaba de esa manera hacia ella, tan sexy, tan salvaje, con esas miradas penetrantes y esa sensual sonrisa torcida, Miranda perdía los estribos y se ponía a su merced.
Y es que él era el único que con sólo una mirada hacía que le temblaran las rodillas.

Ya llevaban tiempo así.

Cada tarde que había pasado junto a él en su oficina ayudándole, había significado mucho para ella.

Y cuando uno se enamora y se entrega de esa manera, simplemente ya no hay marcha atrás.

OBSESSION'S WORDS [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora