Capítulo 4

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Desperté sintiéndome todavía feliz. No sabía por qué seguía feliz pero no quería que el sentimiento desaparezca. Me había quedado dormida en el suelo y Liam había traído una manta para cubrirnos. Él no estaba.

Me levante y lo busque con la mirada. Seguía sin aparecer.

Vi una mancha en la puerta y me acerque. Era una nota.

Decía: "Sarah, salí a buscar más provisiones. No te preocupes. Volveré pronto."

Me tranquilice un poco y fui a buscar mi mochila, sabía dónde estaba Liam pero no me sentía cómoda con el hecho de que estaba fuera. Para distraerme un poco vacié mi mochila y comencé a revisar lo que tenía en ella. La había preparado hace tanto tiempo que no recordaba su contenido. Mientras reacomodaba las cosas dentro iba recordando más el pasado.

Tenía fotos, de mí cuando era pequeña, de mi familia, de mi hermano Teddy, de Adam, de mi padre.

Tenía ropa, una tableta de chocolate, un pequeño botiquín y un collar con un dije en forma de un triángulo sin terminar y en las puntas una piedra color menta. Me lo dio mi padre cuando volvió de la guerra con mi hermano herido. Dijo que representaba el cambio. Que sin importar lo que pase el cambio es necesario. Creo que él ya sabía lo que le esperaba la volver a la guerra, él sabía que no iba a regresar a casa. Sabía que iba a morir.

Escuche pasos, luego un grito y la puerta se abrió. Asustada me levante y vi a Liam cerrar la puerta. Estaba pegado de cara contra ella como poniendo su cuerpo a manera de peso para evitar que se vuelva a abrir.

Se veía asustado. Traía una mochila con comida, su ropa rasgada y tenía sangre en el brazo. Puso el seguro en la puerta y luego arrastro un sofá para trabarla mejor. Quise decir algo pero él me hizo señas para que me quedara callada.

Pasaron unos minutos y así callados, parados uno frente a otro permanecimos hasta que Liam se relajó y se acercó a mí.

- Monstruos- me dijo al oído y yo ahogue un grito. – me siguieron, aparecieron de la nada mientras recogía la comida pero no me percate de su presencia hasta que estaba a unos metros de la casa y tuve que correr para ponerme a salvo, eran unos 10 pero seguro haya mas escondidos. Han invadido el sector.

Me quede sin palabras, aunque era bastante obvio. Seguro después de la evacuación ellos vinieron a la ciudad a buscar comida. Ya no habían guardianes que los ahuyentaran y ahora están por todas partes. Los monstruos perdieron muchas cualidades humanas pero no la inteligencia.

No sabía qué hacer, me sentía perdida, destrozada así que me senté con la espalda contra la pared y llore en silencio. Liam se sentó a mi lado, parecía preocupado.

-Sarah – dijo apoyando una mano en mi hombro. – Tranquila, no llores más. Saldremos de esto, juntos nos mantenemos a salvo y para estar a salvo tenemos que permanecer juntos.

Yo asentí y me repose mi cabeza en su hombro. Las lágrimas recorrían mis mejillas.

¿Qué tal si no salíamos de allí nunca? ¿Y si los monstruos nos encontraban? ¿Y si me quedaba sola? ¿Y si no volvía a ver a mi familia?

No estaba siendo muy egoísta, muy débil, muy negativa. Debía creer en Liam, debemos salir juntos de esto. Yo lo protegeré y el a mí.

Abrí los ojos y por unos segundos sentí paz y tranquilidad con Liam a mi lado pero después me invadieron todos los sentimientos anteriores y volví a preocuparme. Vi a Liam y también había lágrimas en su rostro. Su brazo aún tenía sangre.

Me levante y Liam trato de seguirme pero le dije que esperara allí. Fui por mi mochila y saque mi kit de emergencia que contenía medicinas, alcohol, gasas y más cosas. Me dirigía Liam, lo levante y lo lleve al sofá. El obedeció, se sentó y me dejo curarlo. Sentía que debía ayudarlo ya que él había hecho mucho por mí últimamente.

En un planeta de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora