Las tierras oscuras

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Era una noche fría de invierno, las estrellas brillaban en el cielo y la luna llena bañaba con su plateada luz las extensas tierras de Sjeverhlad y los auliidos lejanos de los lobos inundaban la noche.

La actividad frenetica gobernaba las sureñas tierras de Rashgo, dentro de los oscuros limites de sus fronteras la vida bullia, los ajetreados orcos iban i venian de forma constante, los hornos y las forjas trabajaban a pleno rendimiento, fabricando armas y armaduras para equipar al enorme y poderoso ejercito que se estaba preparando en las oscuras tierras. La tarea que llevaban a cabo era muy importante, vital para cumplir con los exigentes deseos de su señor. Desde la mas alta torre de Azgaak, la imponente fortaleza situada en la tenebrosa cordillera de Karnor, Okron admiraba el bullicio bajo sus pies, una malefica sonrisa se dibujaba en su rostro, le agradaba lo que veian sus ojos, pero incluso asi algo turbaba sus pensamientos, la velocidad a la que avanzaban los preparativos no le parecia suficinte, el progreso seguía siendo demansiado lento, empezaba a estar impaciente, quería estar listo cuanto antes, pues su afan para gobernar el mundo no conocia limites.

Sus tropas se multiplicaban de forma constante, los aorcos aumentaban a miles, los trolls acudian a su llamada e incluso los poderosos demonios estaban dispuestos a servir al señor oscuro que dominaria el mundo. Pero eso no bastaba, nada era suficiente para la ambicion del poderoso mago oscuro, para satisfacer su afan de dominar el mundo desde tiempos inmemoriales, por acabar la larga espera despues de que los guardianes frustraran sus planes durante la guerra de los tres magos, hacia ya varios miles de años. Aquellos recuerdos despertaron un agradable sentimiento en el mago, una sonrisa se dibujo en sus ancianos rasgos, todos los guardianes habían muerto en aquellos lejanos días, nada quedaba de ellos excepto el recuerdo, sabía que ahora nada podía frenar sus planes, la mayor de sus amenazas habia sido vencida mucho tirmpo atras. Okron siempre quería mas, el mundo pronto seria suyo y quería estar seguro de que nadie seria capaz de impedirlo esta vez. En sus mas oscuros pensamientos había imaginado criaturas monstruosas, de gran poder, seres malignos tan poderosos que nadie seria capaz de detener. Y sus oscuros deseos iban tomando forma, con su poderosa magia estaba cruzando diferentes especies para crear seres indestructibles. Las cavernas eran un hervidero, la actividad no cesaba, noche y dia el ajetreo era constante y los poderosos enjendros que de allí salian iban multiplicandose, dando un poder extremo al deseado ejercito de Okron.

Un nuevo día despertaba bajo las sombras constantes de la oscura region de Rashgo, siempre cubierta por los toxicos y calidos vapores que emergian del inmenso volcan, Razarak, que dominaba la bahia de Dregruth, emergiendo de sus siempre enbravecidas aguas, siempre cubiertas por una espesa niebla que las hacia inabegables, aislada del mundo por una multitud de islas que la cerraban. Y aunque el resto del mundo no era consciente, el poderoso mago empezaba a estar listo para lanzar su ataque, para arrasar el mundo entero, para que todo el bien sucumbiera a su poder, para dominar hasta el fin de los dias el mundo que queria suyo y alzarse como el señor supremo. 

Con paso firme recorria las tierras negras y aridas, devastadas por el fuego y consumidas por su maldad y oscuro poder. Se adentró en las cavernas, la brillante luz del fuego iluminaba las paredes rocosas, avanzó internandose en las profundidades de la tierra, admirando sus tropas que trabajaban de forma incansable los hornos para armar y proteger a su ejercito. Llegó junto a un orco de aspecto rudo, su cuerpo y rostro de piel negruzca estaba cubierto por multitud de cicatrices, era de mayor tamaño que el resto de su especie. El orco bajó la cabeza con respeto al percatarse de la llegada de su señor.

- Gurbak, cuando estaremos listos para marchar? - preguntó el mago

- Avanzamos a buen ritmo, mañana podrían marchar las primeras tropas, Mi Señor - contesto el orco, aun con la cabeza baja, sin cruzar su malvada mirada con Okron.

Tierra salvaje (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora