Rey I

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Un millón uno. Un millón dos. Un millón tres. Un millón cuatro. Un millón cinco. Esa gota era mi única amiga. Un millón seis. Un millón siete. ¿Hace cuánto que la veía caer? Un millón ocho. Un millón nueve. Quiero escapar... Un millón diez. Un millón once. No aguanto las piernas. Un millón doce. Un millón trece. ¿Qué es esa luz? El sonido de una jaula metálica comenzaba a abrirse mientras que se filtraban lo que parecían ser los rayos del sol. Pasos lentos, como si se deslizarán sobre el suelo se acercaban a mí. Botas de estilo militar. Parece que hoy iba a ser un día largo. - ¡Levántate desgraciado! – Un puñetazo me golpeo en la mejilla.

Parece que "Grandulón" era el guardia de turno. Vaya, adiós a mis esperanzas de darme un baño y de fumarme un cigarro. Hace 123 Millones 375 Mil 202 gotas que no pasaban a visitarme. Eso significa que han pasado un total de dos días. Llevo encerrado en este lugar 3.185 Millones 062 Mil 803 gotas han pasado... ¿Quince días? ¿Diez? Era complicado saber cuánto tiempo pase en ese agujero sin un reloj o al menos poder ver a través de una ventana. Una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras que Grandulón estaba obligado a arrastrarme como si fuera un pedazo de basura... Aunque podía decir que ya lo era.

El olor de mi cuerpo estaba rozando lo pútrido que solo alcanzaría un cadáver. Mis pies estaban ennegrecidos por la suciedad y mis dedos estaban tan huesudos que podían servir para los libros de pociones. "Hueso de Mono"... Si sería un ingrediente asqueroso, digno de mezclarse en una clase en Hogwarts. ¿Cómo termine tan lejos? Ni si quiera me gustaba el frío, aun así, termine persiguiendo una sombra hasta Moscú. Los magos rusos eran tan duros como el invierno, templados por las luchas contra muchos peligros y bestias dignas de las historias heroicas de los muggle. Pero creo que yo estaba distanciado del concepto de héroe.

Me arrojo en un cuarto vació, siendo que rebote del suelo intentando no desmayarme ante la dureza del golpe. Mis alargadas uñas arañaban el piso, mientras intentaba infructuosamente arrastrarme para colocarme de pie. – Se ve muy mal, Sr. Auror. - ¿Auror? ¿Yo era un Auror? Tras girarme pude observar con dificultad la persona que me hablaba. Tenía una ropa bastante elegante, un chaleco de piel como esos que usaban las personas de los libros antiguos. Lo recuerdo... Yo soy un auror... Vine a... Vine a Moscu... ¿Por qué vine a Moscú? Tengo una misión. No recuerdo la misión... ¿Qué debía hacer en Moscú?

El sonido de algo cayendo a un lado me hizo girar la mirada. Era un pedazo de pan. Sabía que estaría duro. Sabía que tendría sal o vinagre... Cualquier cosa para hacer su sabor aún más repugnante. Pero impulsivamente le tome para devorarlo sin ningún tipo de prejuicio. Era el primer bocado que tomaba desde hace un buen tiempo, era un alimento horrible pero el único alimento que iba a probar en un buen tiempo. – Ha probado ser alguien en extremo resistente. – Escuche como caminaba con lentitud, usando aquel bastón para apoyarse en cada paso. Manteniendo mi boca llena con aquella hogaza de pan, observaba sus pies.

Mi garganta estaba reseca... La única agua que había probado era la que provenía de esa gotera. La única distracción que evitaba perdiera la cordura. – Yo... Yo... Argh... - Comencé a toser de manera descontrolada, mientras intentaba articular una palabra. Una pequeña carcajada provino de ese hombre, mi sufrimiento parecía hacerle gracia. Bastardo... Reuniendo cada mililitro de saliva en mi boca, trate de humedecer mi boca. – No. Van. A. Quebrarme. – No lo harían. Apenas podía recordar que existía más allá de esas cuatro paredes en las que me mantuvieron encerrado. Pero algo en mi cabeza me lo repetía: "No te rindas".

Quizás era mi orgullo... O una magia de la que no estaba enterado. Pero no iba a permitir que me derroten... No... Nunca lo lograrían. – La testarudez americana siempre me ha sido algo curiosa. Desde su Guerra Civil hasta sus más recientes movimientos. - ¿Guerra Civil? ¿Acaso era un profesor de historia? Su pie piso mi diestra mientras intentaba recoger las migajas del suelo. Un intenso dolor se hizo presente en mi cuerpo. Pero el dolor no provenía de mi mano, provenía de mi boca. ¿Por qué me dolía la boca? ¿De quién eran estas manos? ¿Por qué estaban rojas? ¿Quién estaba gritando? Cuando volví en mí... Comprobé lo bizarro de la situación...

The Legion Games [Harry Potter Fan Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora