The Legion Games [Harry Potter Fan Fic]

Conoce a tus Vecinos Parte IV [Final]

Reino Unido, Londres, 4 de Enero del 1.999

El clima era propicio para volar en escoba, siendo que era un día oscuro y sin luna, permitía deslizarnos a través de la noche sin que nadie pudiera notarnos. Malditos muggles, espero que pronto pudiéramos encargarnos con mucha más efectividad de ellos. Me sentía como un león teniendo que convivir con sucios insectos en un vertedero de mierda... Al menos mi maestro parecía tolerarlo mejor que yo, mientras circulábamos el cielo londinense, me indico que lo siguiera, aterrizamos en una calle abandonada, la gente parecía estar durmiendo mientras que por otro lado, el resto de esos cerdos se entretenía con esa caja estupefaciente.

Sacudí un poco la humedad de mi chaqueta, una que se había acumulado durante el viaje. Listo eso, procedí a escupir sobre el piso, caminando detrás de mí mentor. – Maestro... ¿Confía en estos sujetos? – Su temple serio y rostro inmutable se mantenía como siempre, siendo que tras unos breves segundos fue que me dio la respuesta. – En nuestro negocio, no confiamos en nadie muchacho. Considéralos amenazas menores. – Bastante certero con respecto a ese comentario, no podía creer que estuviésemos negociando con un criminal de poca monta que usaba un don como la magia como si se tratase de un truco de feria. Acabamos en un callejón, donde tuvimos que esperar unos breves segundos.

El brillo rojo de un cigarrillo al final de la calle llamo mi atención, siendo que comencé a mover mi mano para desenfundar mi varita. Antes de que pudiera hacer algo una voz se escuchó detrás de mí. – No te muevas – Giré el rostro solo para darme cuenta demasiado tarde que nadie se encontraba ahí. Caí en un truco bastante sencillo, un encantamiento para dispersar la voz. – Vaya, vaya, ambos pensamos en el día de traer a nuestros chicos al trabajo. Bien hecho niño, ahora... Si ese enano vuelve a intentar agarrar su varita, prueba el maleficio que te enseñe. – El muchacho parecía ser de una edad similar a la mía, pero su mano temblaba ligeramente, asumo que es la primera vez que debía amenazar a alguien.

Mi maestro di un paso adelante para acercarse al lugar cubierto de sombras de dónde provenía la voz. Coloco el estuche en el suelo dando un paso hacia atrás. – 3 Varitas hechas de roble blanco, fresno y pino. Hacen un total de 9. 3 Con núcleo de escama de dragón, 3 con cabello de rougarou y 3 de pluma de fénix. – Espero en silencio unos segundos.

Escuche un hechizo que movió el estuche hacia las sombras, mientras observaba como el humo escapaba de la nariz de aquel hombre. Bastante curioso que un mago fumara cigarrillos muggle, un detalle que tomaría en cuenta. Como si el chico se hubiese dado cuenta que analizaba a su maestro, el muchacho apretó aún más la punta de su varita contra mi cuello. A partir de ahí, preferí mantener inclusos mis pensamientos en calma. – Déjale ir. Todo lo que dijo está aquí. – A partir de entonces el muchacho se alejó de mí, dando unos pasos atrás volviendo a las sombras de donde salió. Una leve carcajada se escuchó dentro de aquel lugar. – Alemania, Múnich. Cloacas del Distrito Norte. Si no encuentran nada, infórmenme... Si lo hayan y no me dan carta de agradecimiento, asumiré que murieron. – Tras eso escuche el sonido de una aparición.

Una magia difícil de seguir, debido a que permitía al usuario ir a cualquier lugar que deseara y conociera. - ¿Eso fue todo? ¿Le dimos 9 de las mejores varitas en la orden por un maldito rumor? – Mi maestro giró su mano para darme una fuerte bofetada, obligándome a cerrar la boca de manera inmediata. Escupí al suelo, dado que mi labio se cortó al chocar contra mi diente. – Debes aprender a mantener la boca cerrada y controlar tu impulsividad. ¿He sido claro? Maldito muchacho insolente... - Moví el rostro de manera afirmativa, para montarme sobre mi escoba. Algún momento le mataría, estaba seguro de ello. No podía imaginarme ser denigrado un día más por ese hombre, pero por ahora necesitaba cultivar mi odio y esperar el momento adecuado. Una vez comenzamos a volar nuevamente, observe a mi maestro.