Capitulo Dos

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Aquella revelación había sorprendido a Niall, pero no tuvo tiempo de pensarlo. En vez de eso, lo dejó a un lado de su cabeza para pensarlo más tarde, mientras el coche comenzaba a botar y mecerse, e hizo lo que pudo para acoplarse al movimiento, en vez de resistirse. Como no podía ver nada, no sabía cómo preparase para lo que venía, pero aquello era normal para él. Las curvas le hacían ladearse inesperadamente en una dirección o en otra. Al girar, Niall comenzó a sentir el calor del sol en la cara y metió la mano de nuevo en el bolsillo de su chaqueta para sacar unas gafas de sol con las que protegerse los ojos.

—Llegaremos a la granja en unos minutos.

—Bien —Niall se giró y sonrió a su acompañante. Nunca había considerado la posibilidad de quedarse en una granja. El pensamiento era excitante, pero también le daba un poco de miedo. Sabía que habría un montón de cosas que serían nuevas para él y que tendría que tener cuidado, pero también esperaba tener la oportunidad de hacer cosas nuevas—. Cuando lleguemos, ¿podrías mostrarme la granja?

—Mostrarte... mierda. —Niall pudo oír el apuro en la voz de Zayn—. Lo siento.

—¿Quieres dejar de disculparte?

—Sí, vale. —El coche comenzó a dar bandazos, y Niall botó en su asiento, agradeciendo llevar el cinturón de seguridad puesto—. Lo siento —Niall sintió que el coche iba más despacio, y las sacudidas se compensaron.

—Necesitaré que alguien me muestre la casa para poder aprender dónde está todo.

—¿Aprendes dónde están las cosas rápido?

—Normalmente sí. No me lleva mucho rato. Mientras no os dediquéis a cambiar los muebles de sitio ni a colocar el baño en otro lugar de la casa, estaré bien. —Oyó a Zayn reírse, y él también se rio, agradeciendo que el vaquero entendiera su sentido del humor. Se había quedado con varias familias durante la gira, y algunas de ellas habían estado tan tensas durante toda su visita, que no llegó a sentirse cómodo. Sí, era ciego, pero no era un inútil.

—¿Cómo lo haces? ¿Aprender dónde está todo tan deprisa?

Le gustaba el sonido de la voz de Zayn, meloso y suave, y su acento era bonito también. Niall se encogió de hombros.

—Uno hace lo que tiene que hacer. —No pudo explicar más porque la familiar música de Mozart de su teléfono comenzó a sonar. Metió la mano en un bolsillo, y sacó el móvil—. Hola, mamá.

—¿Has llegado bien? —su voz reflejaba su habitual preocupación exagerada.

—Sí, estoy bien. Ahora mismo vamos de camino a la casa. Llegaremos enseguida.

—Asegúrate de que te muestran todo para que puedas conocer las habitaciones, y no dejes que te pongan muy lejos del baño. —Niall sacudió la cabeza y después giró sus ojos invidentes al cielo, deseando que ella le pudiera ver. Su madre odiaba que hiciera aquello. Por alguna razón la daba grima verlo, lo que era, por supuesto, la razón por la que él lo hacía .

—Estaré bien, mamá. No tienes que preocuparte. —Tenía veintidós años, por el amor de Dios, y ella todavía lo trataba como si fuera un bebé—. Ya hemos llegado —añadió. Podía sentir que el coche frenaba y oyó el sonido del intermitente, lo que fue la excusa perfecta para obligarla a colgar.

—Vale, cariño. Hablaré contigo más tarde. —Colgó, y él puso su teléfono de nuevo en el bolsillo.

—¿Tu madre?

Niall podía oír la gravilla bajo las ruedas y se imaginó que habían entrado al camino que dirigía a la casa.

—Sí. —La mujer le llamaba al menos tres veces al día para comprobar que estaba bien. Después de seis semanas, era demasiado . Niall sintió que el coche se detenía y el motor se apagaba—. ¿Ya hemos llegado?

AMAR SIGNIFICA... SIN LIMTES.|Ziall Horlik|Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora