Parte 14

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La siguiente parada de Derek y Stiles fue realmente la primera que tenían que haber hecho hacía mucho tiempo: la residencia Stilinski.

No es que Derek no soliera frecuentar casa Stilinski. Todo lo contrario. Después de su loft, la bóveda o el bosque, era el cuarto lugar donde debías mirar para encontrarle... lo que decía bastante de lo pillados que en realidad estaban el uno por el otro pero que habían sido demasiado idiotas como para no verlo antes. Menos mal que para eso estaba Scott y su recién descubierta perspicacia, aunque Stiles intuía que se debía más a la presencia de Liam como Beta suyo que a su supuesta madurez.

Al aparcar el jeep frente a la entrada, mientras Derek bajaba del coche con calma, Stiles pensó que no era nada justo que Derek estuviera tan tranquilo. Después de todo estaba a punto de tener LA CONVERSACIÓN con el padre de su novio, que resultaba ser también el Sheriff del pueblo y el encargado de velar porque se respetase la ley... Ley entre las que, por cierto, se incluía que los menores no tuviera relaciones con adultos.

Pero Derek parecía estar como si nada. Y cuando los dos vieron el coche patrulla aparcado frente a la puerta principal, confirmando que el Sheriff estaba en casa, tan solo asintió y esperó a que Stiles abriera la puerta.

Y eso no era justo, la verdad.

Si Stiles había tenido que sufrir la conversación con Peter, no le parecía justo que Derek no fuera a sufrir lo mismo con su padre... ¿O tal vez Derek estaba convencido de que su padre aceptaría sin problemas aquella relación?

Pensándolo bien, si su padre aceptó que saliera con una chica que se había pasado los últimos 6 años correteando por el bosque, transformada en coyote y a la que conoció en el sentido bíblico en una institución mental, no veía por qué tendría que ponerle pegas a que su hijo saliera ahora con un hombre que solo llevaba transformándose en lobo desde hacía un mes y que estaba bastante más cuerdo que su tío psicópata... Aunque, por otro lado, el historial de Derek de detenciones y acusaciones de asesinato (todas ellas archivadas, que quede claro), llamaban bastante más la atención si se comparaba con Malía, que lo único que había hecho era, tal vez, ser la causa del accidente de tráfico que acabó con la vida de su madre adoptiva y hermana.

- Dios mío. ¿Es que no puedo tener relaciones normales?

- ¿Qué?

Stiles terminó de cerrar la puerta tras ellos, siendo consciente de que había vuelto a hablar en alto cuando creía que solo lo estaba pensando, y se limitó a negar. Y Derek, acostumbrado a las conversaciones interiores de Stiles, optó por negar también.

- ¿Stiles? – llamó entonces su padre desde el salón – Pasa. Estamos tomando café.

- ¿Estamos? – preguntó mientras entraba en el salón con Derek pisándole los talones – ¿Parrish?

- Ahora no estoy de servicio – respondió el agente con esa voz de la eficiencia personificada – Creo que el nombre adecuado que deberías usar en esta ocasión es Jordan.

Que Parrish no estaba de servicio quedaba claro por el importante detalle de que no llevaba el uniforme, lo que convertía aquella ocasión en la primera vez que le veía sin el traje de ayudante del Sheriff... Sí, también estuvo así en México, cuando apareció de improviso junto a Chris Argent. Pero entonces tenía otras cosas más importantes en las que pensar que en el vestuario del ayudante del Sheriff.

Pero ahora que le veía sin ese eterno uniforme beige y con unos simples vaqueros y una camiseta corta... La verdad es que no estaba nada mal.

En ese preciso instante Derek colocó una mano sobre su hombro, muy cerca del cuello y en una posición que le recordó a cuando hizo lo mismo estando con Malía, y se preguntó si a lo mejor había dicho lo último en voz alta.

Everyone Loves StilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora