Capítulo 4

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CAPITÁN.

Si bien recuerdo aquellos días donde Tom se animaba a jugar conmigo, y a disfrutar los momentos que compartíamos los dos cuando tomábamos unas pequeñas vacaciones.
Era la mejor época del año, y salimos decididos a pasear, luego de la cansada rutina.
Era un día soleado cuando en fin nos embarcamos en una aventura única y divertida. Un yate. Cuando nos subimos, Tom me ganó chapoteando por el agua, me bloqueó la entrada y fingió todo.
No era la primera vez que le encantaban aquellos roces, sin duda alguna podría decir que le excitaba la idea de que peleemos frente a alguien.
Andreas nos estaba acompañando, en busca de molestos paparazzis, de hecho venía de compañía, porque la mente de Ría era retorcida y siempre buscaba la manera de separarme de Tom.
Cuando lo tuve a centímetros de mi rostro me gano el impulso y me tenté. Perp al final lo empujé y él me devolvió el empujón creyendo que era un chiste. Ya una vez dentro, parecían que el juego había cambiado y tomado otro rumbo, uno más seductor. Me tomó de las muñecas con fuerza y se acercó a susurrarme.

-Quédate quieto-

Andreas lo sabia todo, pero él planeaba tomar sol o escuchar música con los audífonos puestos. Él era cómplice de mis mayores secretos.

Lo quite de encima empujando su cuerpo, golpee su espalda.
Él se quejo.

-Si seras imbécil-

Gruñó pero me mordió la mejilla. Resultaba ser que fuera de la vista de todo el mundo, era liberada su bestia interior.

-Ya lo veremos.-

Entre risas, me quitó la playera, me bajó el pantalón desesperadamente con fuerza, me acorraló y acercó su rostro despacio al mío.
No podía soportar la cercanía, así que lo besé.
Ya no recordaba lo suave de sus labios, con el movimiento tan lento sobre los míos. Mi piel se erizó por su caricia.
Y nos besamos apasionadamente, nos dejamos llevar y terminamos tirando todo a nuestro paso.
Me tiró a la cama y comenzó una pequeña pelea sobre quién llevaba el control de la situación.
Caímos al suelo entre risas comenzó a apretar mis muñecas imponiendo control. Me quejé, sabiendo cuanto me gustaba, comencé a saborear sus labios pero no me dejó hacerlo. Hizo un esfuerzo y me tomó entre sus brazos como los recién casados, me tiró nuevamente a la cama impidiendo que me moviera. Descaradamente comenzó a masturbarse en frente de mí. Lo miré dudoso, intentando saber su próximo movimiento, pero luego seguí tentado a decirle lo que se me cruzara por la mente pero no quedó allí. Se me tiró encima, tomo mis piernas delicadamente comenzó a mover sus manos por mi intimidad, dándome suaves masajes con delicadeza. Nuestros labios se juntaron como un imán, no podía creerlo, ésta vez pensaba que todo era verdadero, que no me mentiría como casualmente lo hacia, como en otras ocasiones donde yo era el que estaba en medio de la relación que él mantenía con la estúpida de Ria.
Sus besos me sabían tan sinceros, eran suaves, lentos, profundos. Mi corazón latía rápido con cada momento que compartíamos juntos. Me tomo por sorpresa, sin siquiera preguntar, me embistió con fuerza, aunque ésta vez me había preparado con anterioridad. Disfrutó tenerme entre sus brazos, quedarse inmóvil continuando el beso tan acalorado que me estaba llenando de sensaciones que recorrían mi cuerpo. Sentía su cariño, esta vez sentía que éramos uno, que nos fusionábamos, nos sentíamos completo. La calma recorrió mis sentidos, era algo irreal, algo lejano terminar así al final de cuentas pero era la realidad y no lo creía. Solté suspiros, susurré su nombre cuando comenzó a moverse dentro de mí con ésa suavidad, sin siquiera haciéndome daño.
Gemí su nombre, gemí alto como me permitió mi cuerpo, y me entregué con cada movimiento de su cuerpo, nos habíamos dejado llevar sin siquiera buscar nada a cambio, sin sentirnos obligados.
Nunca había imaginado que me lo recompensaría, aunque muy dentro de mí, dolía compartir ésos labios, dolía compartir sus caricias, su afecto. Y ligeras lágrimas cayeron por las mejillas mientras que recordaba todo aquello que no era justo, pero que al fin de cuentas, debía serlo.

-Biill..-

Dijo y se limitó a continuar la frase. Pasó sus dedos por mis mejillas limpiando los restos de las lágrimas derramadas, después de terminar algo exhaustos nuestro apasionado encuentro.

-No, Tom..ésto.. ésto no significa nada.. ya.. ¡ya lo sé!.-

Dije con un dolor clavado en el centro de mi pecho. Evité mirarlo a los ojos, evité que salieran más lágrimas, porque no lo podía evitar, pero tampoco me rebajaría, no me quería ver débil delante de él.
Tom se separó de mí, y me rodeó con sus brazos para poder tener ésa perfecta cercanía que me llenaba el vacío que tenía dentro.
Rompí a llorar, no soportaba más la situación, de hecho debía acostumbrarme, él seguiria viéndola después de ésto.

-B-Bill.-

Llamó, con suavidad a mi oído. Comencé a tranquilizarme, para poder escucharlo, respiré profundo y exhalé tratando de encontrar la calma.

-No llores.-

Se animó a decir. La impotencia que tenía en éstos momentos, el saber que después de todo lo vivido, la elegiría a ella..el saber que..

-No puedo romper con ella, Bill.-

Me interrumpió los pensamientos y siguió hablando lo que restaba de tiempo.
Ya lo sabía, sabía que ella estaba por delante de mí. Sabía que yo era su juego, pero era inevitable acercarme a él, era imposible resistirme a la tentación.

-Pero, soy tuyo, soy tu Capitán.-

Dijo y aquello me devolvió el alma al cuerpo. Lo apreté con todas mis fuerzas sin siquiera medirme en la fuerza que aplicaba. Sus palabras fueron agridulces, no sabía cuanto debía creer, si tan sólo no fuésemos hermanos, esto no sería así.
Me volví a deprimir por estupideces.

Cuando salimos de ése lugar, comenzamos a beber como condenados, menos el que dirigía el yate pero ¿Que son unos pocos tragos?. Revisé mi insta comencé a ver y leer comentarios para poder pensar en otras cosas y no tener que centrarme en la relación de Ría y Tom. Pero..no podía más, debía provocarla nuevamente y en éso veo a mi víctima.
Le saqué una foto, sonreí con malicia y con una leyenda confusa que luego borré, publiqué la foto.
No sólo era Capitán de algo u alguna cosa, era mi capitán, el dueño de mi corazón y que todavía sigue grabado en mi piel el tatuaje que nos hicimos con una promesa, para él algo cursi y fuera de moda, pero que para mí significa cuando lo amo.

A Través Del Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora