Capítulo 7

76 4 0
                                    


Forbidden Love.




Me había encontrado con Tom a la salida del hotel. Hacía poco tiempo que nos habíamos reunido, también con los chicos, pero simplemente teníamos que arreglar nuestros asuntos, desde ya, los G's sospechaban demasiado de que estábamos demasiados distanciados y debíamos arreglar nuestros problemas para poder continuar con Tokio Hotel y que todas las diferencias queden fuera.

Mi piel se erizó y los latidos de mi corazón comenzaron a acelerarse con su sola presencia. Su mirada me provocaba cierto estado de nerviosismo, como si él supiera en qué estaba pensando en ése preciso momento, pero además sabía en qué estaba pensando él. Me sentía preso de mi mismo, con este amor prohibido que crecía dentro de mi con más fuerza, cada vez que lo veía, cada vez que nos reencontrábamos, era un tipo de necesidad que me obligaba a desearlo cada vez más y más. Sentía como si un huracán en mi pecho estaba causando desorden en mis emociones, imposible de detenerse. Su voz me causó escalofríos y un poco de miedo, decir que ésto no estaba destinado a ser, me tenía algo preocupado por mi estado anímico.

-¿A dónde están los demás?-

Pregunté incapaz de llevar una conversación simple, no podía pensar con claridad, el tenerlo cerca de mí, me causaba cierto grado de nerviosismo.

-¿Los G's? No tardan-

Respondió seriamente, sentí con su sola respuesta una muestra de desagrado y desprecio hacia mi persona.

Su mirada me causó cierto temor, estábamos allí sentados en el sofá mirando hacia cualquier parte, sin saber que hacer, sin saber que decir, con los pensamientos de cada uno, mirando hacia todas las direcciones sin siquiera chocar miradas. Estábamos sentados enfrentados el uno al otro y sentía mi corazón explotar de tanta tristeza acumulada, de tanto deseo, necesitaba sus abrazos y que me mirara como lo hacía antes.

De un segundo a otro, todo parecía tan extraño cuando conectamos nuestras miradas, él se abalanzó sobre mí, como si todo entre nosotros estuviese arreglado. Estábamos rompiendo las reglas del juego.

¿Acaso era la primera vez que nos dejábamos llevar? No, casi nunca teníamos pretextos para poner una pared entre medio de nosotros.

Simplemente él no podía dejar un corazón sin guía, me estaba muriendo poco a poco, cada vez que se reunía con Ria, como si de repente hubiese encontrado una familia feliz.

Sentí su presencia cerca de mi oído, respirando con su aliento cálido. Cerré los ojos confuso. Me estremecí por un momento. Un remolino de sensaciones me llenó por completo.

Quisiera saber porque decía que no, porqué se negaba a ésto, si estaba tan claro como el agua que estábamos jugando con fuego, aunque estuviera intentando que sea hielo, por sólo mantener mi postura a las decisiones que Tom tomó.

Sin siquiera decir nada, me besó el cuello, una corriente eléctrica me tomó por completo, sin siquiera tener conciencia de lo que estábamos haciendo.

Tom lo sabía. Él sabia bien que no me podía resistir ante él, así que..¿Porqué no lo intentábamos siquiera? Ésas eran una de las tantas preguntas que me hacía de vez en cuando. Y una de tantas veces donde siempre terminaba abandonado, lejos de él. Siendo que Tom tenía su perfecta vida con su mujer.

Sé que me diría que no. Sé que está mintiendo, jugando conmigo, como siempre lo hizo.

Sé que se preocupa por él mismo, por todo lo que hace, y todo lo que digan los demás. Que desea que todo quede oculto, aunque no se dé cuenta de lo mucho que me está rompiendo, lo mucho que me está provocando, lo mucho que me hacía pedazos, y ése vacío que no se llenaba con ninguna otra persona, simplemente él era alguien irreemplazable.

Comenzó a besar mi cuello con lentitud, de manera que sabía que ésto podía ponerse peor. Sabía tanto manejarme, tirar de las cuerdas como si fuese su títere. Me conocía tanto que todo ésto terminaba en tortura.

No sé que hacer con este amor prohibido que me está llevando a la locura. Quisiera saber porqué no lo quiere dejar ir, porqué siempre desea mantenerme oculto. Yo siempre aposté por él, ahora imposible de dejarme llevar, me derrito con sus impulsos, sé bien su juego, sé bien lo que desea y yo sólo deseo besar sus labios, perderme entre caricias en su cama.

Comenzó a acariciarme el abdomen, levantó mi playera comenzando a acariciar y recorrer cada tatuaje con sus dedos, con sólo sus roces que me provocaban escalofríos imposibles de detenerse. Me derretía con cada toque. Supongo que está claro, que todo ésto es como una montaña rusa, y el único que sale perdiendo soy yo ¿No sabe a que esta jugando? Me pregunté un momento.

No me gustaba ésto, suponía que ésto era algo de lo que debía arrepentirme pero ¿Porqué no me alejaba? ¿Porqué no podía siquiera poner un alto?¿Porqué simplemente estaba dejándome llevar? Con cada roce y caricia, deseaba un poco más, con cada mirada, con cada beso.

Me sentía perdido, su boca me tomó desprevenido, una vez más me besó introduciendo su lengua en mi boca, forzosamente, sin siquiera pedir permiso, para besarme con violencia y ganas. Mis suspiros fueron lentos hasta que me tomó entre sus brazos llevándome hacia la habitación más cercana. Cerró la puerta de un portazo y se quitó la playera y el pantalón a tirones.¿Porqué tenía que ser tan bestia? Se tiró a la cama directamente, como si fuese un depredador, y una vez cerca, tironeó mi playera y pantalón, entre ruidos de romperse, me obligó a meterme en su cama y taparme junto con él.

Nos miramos. Él no podía resistirse tanto tiempo, sabía que uno de los dos iba a terminar mal pero no me importaba arriesgarme una vez más. Sentí sus caricias, sus roces, sus besos como si fuesen los primeros y los últimos.

Comenzó con las caricias lentas. Había pasado mucho tiempo desde que comenzamos a dejarlo todo. Todos los demás estaban sospechando demasiado de todo ésto y la distancia que poníamos entre los dos, cada mirada acusadora, cada vez que nos alejábamos cuando estábamos juntos, cada vez que mi sonrisa se hacía falsa, cada vez que besaba a su mujer delante mío para sólo provocarme celos. Todo lo que provocaba de cierta manera me gustaba, me sentía tan masoquista como ningún otro.

Comenzó a acariciarme completamente la piel, a besar cada tatuaje y recorrerlo con la punta de su lengua, siendo totalmente delicado, algo no normal en él. Los escalofríos eran fuertes, mi estómago estaba a punto de estallar con cada roce, el amor que sentía dentro de mi pecho estaba al borde.

Lo quería, no podía alejarme de él por mas que quisiera, me volvía loco, con cada sentimiento que me provocaba ceder ante él, ante todo lo que quería, yo para él era su persona favorita en todo el mundo y yo lo sabía de alguna manera.

De un momento a otro se escuchó la puerta de entrada cerrarse y nos miramos sin decir nada. Nos detuvimos al instante pero él no podía dejar sus manos quietas. Rozó sus dedos por la piel de mi espalda, dejando besos húmedos por todo mi cuello. Aquello sólo me provocaba suspiros bajos imposibles de callar.

Me tapó la boca, y lo miré a los ojos, sin dudas perderme en ellos era el cielo y deseaba estar en sus brazos por siempre. Y ahora ¿Qué le diría él a Ria?..o ..¿Qué les diré a Georg y a Gus? Me lo pensé, y es que cuando Tom y yo no podamos resistirnos el uno al otro, no sé que haré. Todas las dudas que tenia eran sobre convivir todos juntos, sin siquiera ser tan obvio, sin siquiera tener que fingir que todo iba totalmente perfecto, sin siquiera poder acostumbrarme al sabor agridulce que me dejaba el destino.

A Través Del Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora