Interceptada

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El cielo ahora era negro y aunque no era tan tarde, pareciera ser de noche. Las ennegrecidas nubes daban de cuando en cuando un espectáculo delicioso al dejar pasar entre ellas la luz de algún sagaz relámpago.

Los autos pasaban lento por la lluvia que había intensificado, otros con los faros encendidos, pero todos con los parabrisas trabajando al mismo tiempo. Fue entonces cuando vio aproximarse un viejo auto sedán a velocidad más lenta que los demás, a lo cual le restó importancia.

Calles más delante, distinguió el mismo coche, acercándose a ella de manera sospechosa, provocándole un vuelco en el pecho. Multiplicó sus pasos sintiéndose como en la alberca, pesada y por demás angustiada. La diferencia es que ahora no dormía.

Nella a tropezones casi corría, intentando en vano acortar distancia, o refugiarse en algún lugar, el conductor aceleró cerrando el paso de la asustada chica. De una manera inmediata y calculada, tres hombres bajaron del interior, forzándola a subir. Se resistió con todas las fuerzas que la conformaban, apretando y arañando todo lo que estaba a su paso, trató de quitar aquello de su boca, pero le fue imposible, su cuerpo se volvió lacio. Sus oídos se cerraron a la par que sus ojos.


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