Todo es confuso

60 0 0
                                    



Pasaron unas horas.

Nella sintió frío al despertar, tres veces despierta en un solo día. Pensó. Todo era penumbra, abría los ojos de manera desorbitada, pero su mirada estaba presa por algo que la oprimía. Movió las manos para tratar de retirarlo, pero sus muñecas estaban atadas hacia su espalda.

Temerosa agudizó sus sentidos aturdidos, el olfato golpeó su cerebro antes dulce, proporcionando nueva información. El aroma era por demás desagradable, humedad mezclada con orina caduca, lo cual le provocó una sensación de nausea. Al mover los pies, pudo sentir piedras. Tenía miedo, pavor. Y aquélla voz melodiosa que entonó varias canciones horas antes, pareciera haber desaparecido, no emitía grito alguno. No existía. Estaba cautiva en una mordaza. Había un silencio tan áspero, que le permitía escuchar el latido de su corazón y de cuando en cuando se veía interrumpido por el chillido de algún ratón y sus pasos corriendo muy cerca de ella. Nella temblaba casi de manera convulsiva, el frío del lugar, el miedo y su ropa mojada, no ayudaban a generar calor. ¿En dónde estaba?

Después de un silencio tortuoso, se escucharon unas voces, parecieran robóticas, distorsionadas. Cada vez más cercanas a ella. Aterrorizada suplicaba a algún ser supremo le ayudara a salir de ahí, Nella estaba tan asustada. Hacía un esfuerzo por ponerse de pie, por gritar, por zafarse. No lograba ni una ni otra cosa.

Las lágrimas se devolvían a causa del paño que imposibilitaba su paso. Deseaba estar soñando, pero era claro que lo que estaba viviendo era muy real, lejos de sueños y fantasías, ella estaba ahí, en un lugar pestilente y frío. Pensaba en su madre. Seguramente estaría preocupada.

Lloraba con desespero. Y cuando se preguntaba con furia ¿por qué ella? Se escuchó una puerta abrirse. Tragó el llanto, y frente a ella se escucharon varias pisadas, parecían no detenerse. Su cuerpo se sacudía, intentó reunir todo el valor que sus 13 años le permitían. Pero su turbación era tal que Nella se orinó.

 

SilenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora