225. The Holder of Lore

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier cementerio a donde puedas ir. Ve por el camposanto. Quizás estés destinado a esto y encuentres una cripta que está misteriosamente abierta. Entra allí, deja tu mano sobre el ataúd y di: "Ego volutarie recipero meus fortuna".

Si el Holder acepta, te encontrarás en lo que parecerá una ciudad antigua en ruinas. Deberías escuchar gritos de agonía, pues si no es así, sólo queda tiempo para que puedas cerrar los ojos y desear que no tarden mucho para que te destrocen. Mantén los ojos cerrados y no los abras por nada, pues a veces es mejor no ver a la muerte acerarse.

De otro modo, camina hacia adelante. No te detengas para mirar nada ni para hablar con nadie a quien creas ver. No querrás estar allí para cuando caiga la noche.

Luego de horas de caminata, te encontrarás ante una gran Ciudadela. Llega a la puerta, y no golpees ni digas nada. Sólo espera un rato a que la puerta se abra. Si no pasa nada, tendrás que esperar hasta la noche para que uno de ellos te encuentre y espera que actúe rápido. Si la puerta se abre, entra.

Verás dos tramos de escaleras. Ambos te llevarán al mismo balcón, pero no seas engañado, pues ambas te llevarán ante una muerte segura. Regresa por la puerta y estarás en presencia del Holder. Pregúntale: ¿Cómo llegaron a ser?

El Holder te contará una larga historia sobre la creación de los Objetos. Te hará preguntas sobre tu vida, pero no respondas. Estará probando tu voluntad de aprender. Cuando termine de hablar, desaparecerá y en su lugar estará una cuchilla oscura y herrumbrosa del largo de tu antebrazo, junto con su funda. Enváinala y date prisa para regresar tan rápido como puedas.

Inevitablemente, caerá la noche apenas enfundes la navaja, y las criaturas saldrán de sus escondites, atraídas por las oscuras emanaciones del Objeto. Debes ser rápido y ágil, pues aunque no serán difíciles para eliminar, sus aspectos serán tan escalofriantes que ni siquiera podrás mirarlos sin sentir un dolor profundo. Un hórrido destino te aguardará si dejas que te pongan las manos encima.

Deberás volver por donde viniste, hacia donde está el ataúd. Cada vez que respires, más criaturas saldrán a tu encuentro, así que evítalo en lo posible, aunque eso signifique agotarte más rápido. De alguna manera, si llegas al ataúd, tócalo y se abrirá. Ahora tienes dos opciones: Puedes entrar allí y descansar, y despertarás en algún lugar aleatorio de la Tierra, aunque sin el Objeto, y quizás, en una gran probabilidad, mueras asfixiado en el fondo del océano. O puedes dejar la cuchilla allí y devolverte hacia la Ciudadela.

Si escoges la última opción, sólo podrás correr. No deberás detenerte, pues ya no tienes medios para defenderte de las criaturas que ahora rondarán por miles en el camino. Caer agotado aquí sería estar a merced de ellas, las cuales antes de devorarte, te usarán para el ritual más siniestro y oscuro que hayas podido imaginar. Si eres rodeado, puedes gritar para ahuyentarlos, aunque este efecto irá disminuyendo notablemente cada vez que lo uses.

En caso que logres llegar con vida a la Ciudadela otra vez, verás que ya no hay nada, salvo los tramos de las escaleras. Será seguro subirlos ahora. Cuando llegues al tope, un desgarro en el espacio se revelará ante ti. Atraviésalo, y estarás fuera de peligro.

Despertarás en la vereda a poca distancia del cementerio, alrededor de las 8:30 a.m., y aunque sea improbable, nadie estará transitando en las cercanías. Si miras más de cerca, verás que un crimen ha ocurrido en el lugar donde hallaste la cripta, y la policía local estará buscando pistas. No debes preocuparte, pues no serás inculpado de nada. A tu lado estará la cuchilla y su funda.

La Cuchilla de la Ciudadela es el Objeto 225 de 538. No la desenfundes hasta que la hora llegue.

The Holders 201-400Donde viven las historias. Descúbrelo ahora