2. Paraíso temporal

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Príncipe Mecánico

(Tercera parte del capítulo 18 "Hasta mi muerte", tras la llegada de Will al Instituto)

Jem Carstairs

Los ojos plateados de James Carstairs habían estado fijos en la puerta que se encontraba al frente de su habitación durante dos eternos minutos. Tomó aire por tercera vez en todo ese tiempo, pero no sentía que este llegara sus pulmones, sino como si estuviera estancado en plena tráquea.

¿Debía hacerlo? ¿Podía hacerlo? Era demasiado arriesgado. Mucho, él lo sabía. Todo iba a depender de la respuesta que le diera la muchacha que se encontraba a tan solo unos metros, detrás de aquella puerta. Todo iba a cambiar, sea cual sea su respuesta. Eso era lo que hacía que los vellos de la nuca se le erizaran: aquella posibilidad que su respuesta no fuera la deseada y lo que pasara después. Ella tenía su futuro en sus manos. Ella lo tenía en sus manos.

Jem cerró sus ojos brevemente, en un intento de no ver sus acciones y quizá lo que le tendría deparado estás. Aguantando la respiración una vez más, tocó la puerta.

«Padre, madre. Ayúdenme.»

Esta no tardo en abrirse y muy pronto se encontró frente a frente a Tessa. Tenía un vestido azul que realzaba notablemente sus ojos grises, de tal manera que se veían tan brillantes como los suyos propios. Su oscuro cabello estaba suelto y caía por sus hombros y espalda; y la expresión que su rostro había tenido cuando abrió la puerta fue como si hubiera querido decirle algo pero apenas notó que era Jem quien se encontraba ahí, aquella expresión desapareció dejando paso a una gran sorpresa.

— ¡Jem!—exclamó—. ¿Va todo bien?

«Al menos físicamente, sí. Lo que puede esperarse.»

—Parece como si estuvieras esperando a alguien—comentó Jem, en su lugar.

—A Sophie—respondió Tessa rápidamente, volviendo a colocar en su lugar un mechón rebelde—. Me temo que la he ofendido. Mi costumbre de hablar sin pensar me la ha vuelto a jugar.

— ¡Oh!—exclamó Jem, sin saber que decir realmente ante eso o como ayudarla, alternando miradas al suelo y a Tessa—. ¿Es un...? Es decir, me gustaría hablar contigo en privado, Tessa. ¿Te sientes lo bastante bien?

—Eso depende de lo que tengas que decirme—rio ella.

Una de las cosas que disfrutaba últimamente Jem era el escuchar las risas de aquella muchacha; en aquellos momentos resultaban sumamente escasas. Pero por primera vez en todo el tiempo que la conocía, sus risas no fueron devueltas. Y Tessa no paso ello por alto.

—Jem—empezó ella, lentamente—, ¿me prometes que no pasa nada? Will...

—Esto no tiene nada que ver con Will. Will está vagando por ahí, y sin duda está perfectamente. Esto es sobre...Bueno, supongo que podría decir que es sobre mí... ¿Puedo entrar?

Tessa frunció los labios e inclinó levemente la cabeza, algo que siempre solía hacer cada vez que reflexionaba sobre algo.

—Sí, pasa—dijo al fin abriendo de par en par la puerta de su habitación.

Jem entró y se dirigió a la chimenea, a lo que Tessa cerró la puerta tras él.

Lo primero que se le vino a la mente en aquel momento a Jem fue la facilidad con la que Will solía coquetear con cualquier dama que se le apeteciera, obteniendo siempre los resultados esperados con tan solo una mirada, una pose o una sonrisa. Fue la primera vez que deseo ser Will y tener conocimiento de todas aquellas mañas que un chico de su edad suele tener. Por supuesto Jem no era de esos y carecía de total experiencia en aquel tema puesto a que nunca antes había tenido la necesidad de emplear esos especiales encantos. Hasta el momento.

Tras las Cartas y más Relatos de Sombras |Cazadores de Sombras: Los Orígenes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora