Tres años antes de Ángel Mecánico
Will Herondale
Una de las peculiaridades de un Herondale—su madre se lo había repetido hasta el cansancio, en son de queja—es que una vez que una idea se le mete en la cabeza, es difícil que alguien logre sacarla. Una prueba de eso era su propio padre e incluso sus hermanas, y sabía lo testarudo que el mismo podría resultar. Charlotte últimamente no paraba de suspirar y contar hasta tres cada vez que a Will se le ocurría cualquier idea descabellada como dormir en la biblioteca, experimentar en la cocina e incluso practicar lanzamiento de cuchillos con Jessamine con el objetivo de practicar y al mismo tiempo incentivarla al entrenamiento de cazadora de sombras, a lo que la niña tuvo que hacer tremenda rabieta para que Will—forzado por Charlotte—pueda desistir. Esa debió haber sido la única vez que no se salía con la suya. Por lo general lo hacía y ese día no iba a ser la excepción.
Estaba echado en su cama, con el uniforme de cazador de sombras puesto. El entrenamiento iba a empezar dentro de poco y sin duda Jem ya se encontraba esperándolo. Era una total costumbre de él llegar más temprano de lo previsto, tenía una puntualidad envidiada de cualquier reloj suizo, solía decir Henry en son de broma. Quizá debía preguntarle apenas llegara a la sala de entrenamiento o quizá en la cena. En realidad Will no sabía como hacer una petición con aquella, prefería enfrentarse una vez más a los demonios que rondaban Londres. Charlotte los había llevado a ambos a su primera excursión junto a Henry con un demonio menor y de esos que apenas podrían dejar vacío a un vagabundo. A Will le había parecido tan sencillo que pensó que todo se trataba de una broma y Jem tampoco lo había hecho nada mal, ambos se habían ayudado y guardado las espaldas, y todo se había sentido sumamente natural. Y por un instante Will sintió una conexión profunda con alguien. Hacía mucho tiempo que no sentía nada parecido.
Y en realidad fue Henry el que dio la idea.
— ¿Te digo algo? Jem y tú hacen muy buen equipo—le comentó una vez en el Instituto, mientras lo ayudaba con sus inventos, tal y como Charlotte se lo había pedido (era algo así como un castigo por haber robado en diario de Jessamine).
—Erm... ¿gracias?
—Pocas veces he visto a dos cazadores de sombras tener una interacción y comunicación tan profunda y efectiva. Bueno, dos cazadores de sombras que no sean parabatai.
—He escuchado sobre eso aunque no sé lo que es parabatai.
Henry lo miró con ojos abiertos de par en par.
— ¿No conoces la unión parabatai? ¡Por el Ángel! ¿Qué haces entonces todas las tardes encerrado en la biblioteca?
—Leo obras que no tratan precisamente sobre destripar y vaciar, Henry.
— ¿Charlotte no les hablo de ello?
—Aún no llegamos al tema de las ceremonias y rituales.
—Pues, bien—empezó Henry, dejando de lado sus herramientas—, los parabatai siempre son constituidos por dos personas, pueden ser bien hombre o mujer. Tras una ceremonia en la que comparten runas, tienen un vínculo mayor que el de un hermano, mayor que el de cualquier cosa. Un parabatai se convierte en parte de ti mismo, se convierte en tu otra mitad. Estás en la obligación de dar la vida por él, y esa persona de dar la vida por ti, serás enterrado en donde esa persona lo sea y siempre pelearan lado a lado y codo a codo.
—Parece como un matrimonio—se burló Will.
—Es más fuerte aún que eso y, eso sí, los parabatai no pueden tener ninguna relación sentimental. Está altamente prohibido, y solo puedes hacer la ceremonia antes de los dieciocho años. Una vez pasada esa edad ya no posees esa opción.
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Tras las Cartas y más Relatos de Sombras |Cazadores de Sombras: Los Orígenes|
FanfictionWilliam Herondale rescató a Tessa Gray y se encuentra totalmente fascinado por ella. Todos sabemos como Tessa se enamora de Will pero, ¿sabemos como Will se enamora de Tessa? Recordemos que, de por medio, existían unas cartas. Unas cartas, un collar...