Capítulo #35 || Despedidas ||

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-Me gusta cuando este lugar se ve así - dijo Vila sorprendiendo a Greta quien estaba sentada en el muelle, pero no se acercaba mucho al agua.

-A mí me gusta es como se ve el cielo aquí, no me gusta estar tan cerca del agua.

-¿Sigues reacia a nadar? Antes te gustaba mucho - dijo la mayor cruzando los brazos en su pecho.

-Como lo dijiste... antes me gustaba ahora no - dijo luego de suspirar con melancolía.

-¿Qué hacías? - volvió a preguntar Greta viendo que su hermana estaba empapada en sudor.

-Trotando - dijo seria mirando el horizonte.

-Pensé que luego de que pasara un tiempo te ibas a cansar de trotar en las mañanas - hizo una mueca de la cual su hermana se rió porque sabía lo mucho que odiaba trotar la menor.

-Deberías hacerlo tu también, te ayuda a pensar - volteó su mirada a la pequeña rubia - hermanita no soy nadie para obligarte, pero pase lo que pase deja que hable contigo.

-El momento en que él quiera hablar conmigo lo pensaré - suspiró y miró atrás al escuchar pisadas que obviamente no eran de Vila que estaba sentada a su lado.

-Si quieres te dejo pensar - habló Argus.

-Siéntate - ordenó Greta sin levantar la mirada.

      Pasaron segundos, minutos, horas o eso fue lo que le pareció a Argus quien estaba sentado al lado de esa pequeña que parecía querer hablar, pero no sabía cómo. Ella tenía que dar el primer paso ¿Pero cómo? ¿Cómo le hablaba sin llorar? ¿Cómo le hablaba sin odio? ¿Cómo debía decirle? ¿Argus?

-¿Por qué estás aquí? ¿Por qué viniste?

-Quería despedirme - habló sin mirarla.

-¿Despedirte? - preguntó Vila cofundida.

-Despedirme - afirmó - Estoy enfermo.

-¿Es algo grave? - habló Vila.

-Sí.

-¿A dónde tienes que ir para curarte? - preguntó Greta.

-Ya quisiera que se curara - las chicas iban a interrumpirlo, pero no se los permitió - Muchas veces nos equivocamos en la vida, aprendemos de ello, pero si fue algo que afecto la vida de los demás... Tiene un precio, ya sea necesitar ayuda de aquellos que afectaste, quedarte sin nada o tener cáncer de pulmón y que esté tan avazado que lo único que puedas hacer es mirar al pasado y tratar de emendar todo el daño. Lo cierto es que quiero que sean felices, no permitan que todo lo que yo causé las haga detenerse, nadie tiene derecho a decirdir por ustedes excepto sus padres - miró a Greta - no tendrás tu primera cita hasta los cuarenta - le tomó las manos a Vila - si ese idiota te hace daño volveré desde el infierno y le enseñaré que a mis... mis... que a mis hijos nadie los lastima. Si se caen se vuelven a levantar, si alguien les da una bofetada, denle la otra mejilla para que vean lo poco que les afecto... Mejor no, nunca se dejen golpear.

      Hizo una pausa.

- No dejen que las insulten o las miren mal, ustedes son diferentes, demuéstrenlo alzando la mirada, nunca la quiten de sus metas y sus sueños. Siempre ayuden a los demás siempre y cuando en verdad la necesiten. Mis niñas el mundo es cruel y tienen que aprender a defenderse, no siempre van a tener suerte de que alguien las ayude. Siempre tengan fe y esperanza.

      Un silencio sepulcral se intaló entre ellos y reaccionaron cuando Vila corrió lejos en dirección a la casa.

-Creo que no se lo tomó bien - opinó Argus mientras se levantaba y se dirigía a caminar por el bosque.

-¿La amabas? A Angelene ¿La amabas? - preguntó Greta mientras Argus estaba de espaldas.

-Muchas veces me lo pregunto, muchas veces dudo - se volteó a mirarla - La amaba, pero no sabía cuánto hasta que la perdí. Me arrepiento de muchas cosas, de muchos desprecios y muchos maltratos por los que le hice la vida imposible... Llego a la conclusión de que el dolor y el enojo nos ciega, nos vuelve bestias y cuando reaccionas ya es muy tarde, al final del día qué es la bestia... es sólo una bestia y podrá cambiar, pero nadie olvidará lo que fué. La amé, pero nunca sigas mi ejemplo hija, si se ama a alguien no debes ni siquiera considerar hacerle daño, la palabras son como puñales y dejan cicatrices.

-¿Puedo hacer algo? - preguntó la rubia, pero ni siquiera esperó a que Argus le respondiera cuando lo estaba rodeando con sus brazos - Te perdono y de alguna u otra forma te quiero, me has hecho daño, pero no quiero que te vayas sin liberarte de todo esto, estoy segura de que mamá te amaba y que no querría que estuvieramos enojados, ahora tengo que buscar a Vila. Siempre cuando le dan ataques de pánico cuando le dan noticias así.

-Debemos encontrarla.

       Greta se sorprendió, pero al mismo tiempo le causó ternura ver la precupación de Argus. Fue breve, pues ella también tenía miedo de que Vila entrara en pánico y no tuviera alguien quien la ayudara.

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       No miró atrás, sólo corrió ¿otra vez?¿otra vez la dejaban sin nada?

-Respira Vila, respira - se decía a si misma.

       Pero no podía, era como si estuviera siendo forzada a sentirse encerrada, como si estuviera en una habitación y una persona no la dejara salir. Desesperada gritó con todas sus fuerzas...

-¡Ayúdenme! ¡Ayúdame! - y su voz se quebró - Por favor, por favor. No me alejen de él no otra vez. No quiero perderlo, lo quiero en mi vida... Sé que se equivocó, pero ayúdame.

-¿Vila? - escuchó una voz.

-Abrázame  por favor y no te alejes de mí - dijo con unas lágrimas rebeldes en sus mejillas.




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