Capítulo #36 || Considerando ||

800 55 10
                                    

-¿Qué sucedió? ¿por qué estás así? - preguntó William.

-Se va a ir - sollozó - no puedo evitar llorar y antes lo odiaba y ahora no... Antes lo quería lejos de mí, pero ahora no - dijo sollozando.

-Vila cálmate, ¿de qué estás hablando? - confundido Will la agarró en sus brazos y empezó a caminar con ella cargada.

-No quiero Will - lo miró con el rostro lleno de lágrimas - Will, no quiero que se vaya.

         William se quedó sorprendido de la vulnerabilidad de Vila; con el rostro lleno de lágrimas y los ojos hinchados lo observaba con tristeza reflejada en ese mar verdoso, le sorprendió más el que lo llamara "Will " y se abrazara a él con tanta confianza, como si fuera una niña asustada.

-Tranquila yo te cuidaré - le besó tiernamente la cabeza.

-No ¡William! ¡Va a morir! - gritó mientras rechazaba los brazos de William que luchaban por no dejarla caer.

-Vila cálmate - la agarró de la cintura cuando se liberó de sus brazos.

-¡No!¡Ayudame! ¡Alejate! ¡No puedo! ¡Me duele! - se agarró el cuello histéricamente.

-Vila respira - William se preocupó al verla agitada como si no pudiera respirar.

-No puedo - comenzó a llorar y se tambaleó.

-¡Cuidado! - al verla a punto de caer la pegó a él y le acunó el rostro.

-No... - antes de que hablara William la besó.

          Guió el beso y justo cuando pensaba que Vila no le correspondería se aferró a él y lo haló del cabello, fue bajando las manos hasta llegar a la cintura de Vila y cuando se separaron escucharon voces.

-¡Vila! - gritó Greta quien al verla la abrazó - estabamos preocupados por ti, Argus volvió a la casa

-Tienes suerte, pero a la próxima no te librarás tan fácil de mí - le susurró William mientras le pasaba por un lado.

-¡William necesito que me digas algo! - gritó Vila ya confundida.

-Lo hablaremos luego cuando estemos en la habitación y será en privado - siguió caminando.

-No lo entiendo - susurró Vila - Empiezo a tener frío y estoy muy sudada, por favor regresemos a la casa.

-Sí, creo que es lo mejor.

-¿Y Argus?

-Supongo que regresó a la casa - Empezaron a caminar.

-¿Estás feliz? - preguntó Greta.

-¿Cómo podría estarlo? - la empujó levente hombro con hombro.

-¿Estás triste? - Preguntó con los ojos llenos de un brillo esperanzado por una verdad, por una palabra que sanara el dolor creciente en su pecho.

-Estoy confundida, adelfí estoy terriblemente confundida - tocó la mejilla de su hermana - Greta sólo te pido algo, ayúdame a hacer feliz a Argus al menos en este poco tiempo - Greta estaba a punto de voltear el rostro con enojo cuando Vila la agarró con firmeza - Quiero que ayudes a nuestro padre, puede que a ti te enoje todo lo que ha hecho, pero colócate en su lugar y hagamos una buena opción, ahora estás viendo todo en rojo.

-¡Yo no quiero ayudarlo! ¡No estoy viendo nada en rojo! - la miró enojada - estoy viendo las cosas tal y como son. El culpable de la muerte de nuestra madre y de que termináramos en manos de totales desconocidos ¡Te pudieron prostituir! - gritó indignada.

-Greta ya el asunto del prostíbulo pasó - le colocó una mano encima del hombro - No sé tu, pero yo me niego a decirles a mis nietos que tuve la oportunidad de compartir tiempo y hacer lindas historias para ellos y simplemente ignoré la condición de su abuelo, mi padre porque no pude olvidar por un par de minutos, una hora el pasado que me dejó cicatrices pero que me hizo lo que hoy soy  y que me dejó compartir con personas a las que actualmente amo y no quiero perder.

-No me interesa estar con ese... con ese...  con ese descarado - dijo roja del enojo.

-Está bien, si una vez te arrepientes recuerda que la verdadera razón de la infelicidad de muchos es su orgullo - y sin más Vila se volteó dándole la espalda a un Greta confundida y enojada.

       ¿Sería verdad? ¿Y si Argus moría esa misma noche? ¿No se arrepentiría? No tendría oportunidad de rectificarlo, no quería que la lástima la obligara a hacer algo a reaccionar, porque aun sintiendo lástima sería incapaz de tolerar a Argus, tenía que haber algo, algo mucho más fuerte, más fuerte que el odio, más fuerte que la lástima... Debía perdonar.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

-Ok, no la castigues, paciencia, respira - suspiró largamente la rubia- Sthéphanie entregame las zapatillas de mamá y esas tijeras.

-Bujo e bujo - decía una y otra vez la pequeña mientras acercaba la tijera para cortar la zapatilla de ballet de su madre.

-¡Oh por Dios! - exclamó Alex al entrar a la habitación y observar la escena.

-¿Por qué se alarman? Son sólo unas zapatillas - dijo Gwen desprecupada.

-Imagina tu chelo en una de sus manos y un martillo en la otra.

-Ok ¡hay que quitársela! - Gwen entendió la gravedad del asunto y se le acercó poco a poco - Alex yo la zapatilla y tu la tijera.

-¿Por qué yo la tijera? - se horrorizó Alexandria.

-Porque yo estoy más cerca de la zapatilla, ahora en 1...2...3...¡Ya!

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

       Sinceramente no sabía qué hacer en ese momento, pero algo que sí sabía es que luego no se arrepentiría.

-¿Vila? - Greta llamó a su hermana mientras abría la puerta de la habitación.

-¿Mmm? ¿Greta? - preguntó ya adormilada Vila.

-Creo que no podrás levantarte - sonrió y se acercó - lo tienes colado - dijo al ver como Vila intentaba de separarse de Will y éste gruñía y fruncía el ceño.

-Claro que no - rodó los ojos - lo que sucede es que éste imbécil no sabe qué es el espacio personal y sinceramente le daré una patada.

-Algo que dudo mucho - masculló Greta.

-¿A qué venías?

-Lo haré

-Ir con ustedes a pasear por Mykonos - suspiró.

-Greta no es necesarios si tu... - Greta la interrumpió y la miró fijamente.

-Sólo será por este día.

-Está bien, me alegro de que estés haciendo lo correcto aunque te cueste mucho.

-No digas eso suena como si estuviera a ser ejecutada, sólo acepté - suspiró, se dió unas palmaditas en la pierna lo cual es una costumbre muy extraña y se levantó ya que estaba en cuclillas - Buena suerte con tu hombre - se carcajeó y mientras salió de la habitación escucho algo...

-William, no quería hacer esto pero lo siento - justamente cuando terminó de hablar se escuchó un grito ronco seguido de un ruido seco - Jódete William ¡No me dejas respirar!

-¡Eres una loca! ¡Lunática! ¡En mi vida te tocaría!

-¿Y crees que yo sí?¡imbécil! -Y ¡Pum! otro ruido en seco seguido de unas cuantas blasfemias.

           Y por eso se estaban tragando en el bosque  - pensó Greta


La Heredera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora