Capítulo 7

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Kangin caminó a paso decidido hasta llegar a la fortaleza de Sooman, se escondió entre la espesa maleza y los árboles, desde donde se encontraba alcanzaba ver el enorme portón de madera, el mismo lugar donde el día anterior de manera absurda Leeteuk había muerto, su estómago se revolvió al  ver la mancha oscura en el suelo donde Leeteuk se había desangrado sin que ninguno de ellos pusiera hacer algo para evitarlo.


La sensación de impotencia al ver a su amigo muriendo, volvió a él más fuerte que antes, acompañado de una rabia que apenas podía controlar, quería venganza, quería destrozar a Sooman con sus propias manos y sobre todo quería justicia y no le importaba mancharse las manos con la sucia sangre de Sooman para conseguirla.


Kangin se agachó aprisa, escondiéndose lo mejor posible, el portón se estaba abriendo y no quería ser descubierto antes de lograr lo que se había propuesto. Desde donde se encontraba vio salir a cinco hombres a pie y alcanzó a ver que llevaban pistolas en su cintura y quien sabe que otras armas. Por supuesto que Soo Man les había mentido cuando dijo que los hombres que los perseguirían no llevarían armas de fuego y Kangin no se sorprendió por eso.


Sooman era sin duda un cobarde y un mentiroso.


Los hombres se alejaron y se perdieron por el mismo camino que llevó a Kangin hasta allí. Kangin vio su reloj, un poco más tarde de la una de la tarde, hizo una mueca, tendría que estar oculto por varias horas, hasta que anocheciera y pudiera colarse en el interior del complejo sin ser descubierto, su plan era muy simple: Entrar, encontrar a Soo Man y matarlo, eso era todo, lo que pasará después de eso, no le importaba.


Kangin bebió el último sorbo de su botella de agua y se preparó para continuar, eran poco más de las nueve de la noche, el sol ya se había escondido y la oscuridad lo escondería a él de la vista de los hombres de Sooman o eso espera él. Arrojó la botella junto a la mochila, ya no necesitaba a ninguna de las dos.


Reflexionó por un momentos sus adoloridas extremidades, el haber estado oculto y agachado tantas horas tenía a su cuerpo atrofiado. Con sigilo se acercó a la enorme pared de ladrillos que lo separaba de su objetivo. 


Soo man no había escatimado en gastos a la hora de hacer su refugio o mejor dicho fortaleza, Kangin se pegó a la pared casi arrastrándose por ella, atento a cualquier oportunidad para colarse dentro, revisó el portón y estaba como él pensó que estaría, fuertemente cerrado, inexpugnable. Tendría que encontrar otro lugar, otra manera para entrar, lo bueno era que no se veían por ningún lado los hombres armados apostados en los muros.


Lo más seguro era que el tacaño de Sooman no hubiera contratado los suficientes hombres para custodiar el lugar y eso era una ventaja para Kangin.


Kangin siguió deslizándose pegado a la pared, hacia lo que él creía era el norte, cuando estaba apunto de rendirse y devolverse hacia la entrada principal, encontró lo que buscaba, sonrió, Kangin no era el más atleta de Super Junior, menos ahora, con su edad y varios kilos de sobrepeso, pero igual no tendría problemas para trepar el enorme árbol cerca de la reja, se subiría en el y se deslizaría por sus ramas hasta el interior y fue precisamente lo que hizo.


Una vez adentro, observó que el complejo constaba de tres edificaciones de ladrillos y fierro, feos pero funcionales, se dirigió directo al edificio más grande, grande como el ego de Sooman, Kangin no se podía equivocar, en ese edificio sin lugar a dudas encontraría a la vieja rata.

"The Ultimate" Reality Show (SuperJunior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora