Cuatro

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Miré por el rabillo mi ojo, 8:02 pm marcaba el reloj, mi clase terminaría a las 6:00, pero debido a que solo fuimos siete de los veinte alumnos de esa aula, el profesor cambió la clase radicalmente y terminamos hablando de otros temas.

Sentí mi teléfono vibrar.

*Mamá*

-¿Hola?

-¿Laura dónde estás?

-En la academia.

-¿tan tarde?

-Acaba de finalizar la clase. Ya voy.

-No tardes.

-No ma.

-Con cuidado Laura.

-Sí mamá, te quiero.

-También te quiero.

Mamá sabía como era mi profesor que extendía mucho las clases, no era la primera vez que salía tarde, así que no le fue difícil creerme.

-¿Me puedo retirar?- dije dirigiéndome al hombre de 60 años que estaba sentado del otro lado del escritorio quien hablaba de sus experiencias en la vida.

-Sí mi niña.- dijo el profesor sonriendo- La clase terminó- dijo al fin.

Todos nos pusimos de pie. Yo bajé rápidamente las escaleras y me dirigí a casa.

-¡Laura espera!- una voz hizo que me frenara de pronto.

Era mi prima Samadhi, una chica muy linda, delgada, piel morena, cabello liso y largo.

-¿Van a venir por ti?- preguntó.

-No, olvidé el dinero en casa.- dije, todos los días llevaba dinero, pero justo ese día lo olvidé.

-Pues más vale que te vayas ya antes de que anochezca, verás yo traje dinero pero solo para mi.- dijo apenada.

-Ah, no te preocupes, está bien.

-cuídate- acto seguido me abrazó.- te quiero.

-también te quiero- dije y le besé en la mejilla.

Me despedí y me fui rápidamente por el camino más corto.

Faltaba tan solo la mitad del camino para llegar a casa, mientras tanto solo distraía mi mirada mirando el ocaso mientras los pajarillos volaban a refugiarse en los árboles, la vista sin duda era espectacular.

Entré por un callejón el cual se encontraba solo, caminé sin cuidado alguno, pero con un poco de miedo por dentro, el sonido de unos pasos hizo que volteara con rapidez, y los latidos de mi corazón palpitaron con mayor intensidad al ver que no había nadie. Tomé mi cuaderno con fuerza y aceleré el paso, una vez más escuché los pasos, y de nuevo rápidamente voltee, y una vez más no había nadie, tomé un respiro, me voltee, e inicie a caminar con calma, pero una vez más el sonido de unos pasos me desconcertó, aceleré el paso indispuesta a voltear, cada vez más rápido, y cada vez se escuchaban más cerca.

Uno... dos... tres...

Inicie a contar lentamente mientras caminaba a toda velocidad.

Cuatro... cinco... seis...

Sentía que el corazón se saldría, estaba casi al final del callejón, cinco pasos más y estaría fuera de ese terror.

Siete... ocho...

-¡Ah!- solté un pequeño chillido, al sentir una fuerza que me impedía avanzar, de pronto mis ganas se fueron, sentí mi cuerpo caer mientras veía mi mundo desvanecerse. Y todo quedó guardado en un pequeño chillido, un pequeño chillido que nadie escuchó.

ATRAPADA ||PAUSADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora