Capítulo 13

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Me despierto sin poder creer aún lo que ha pasado esta noche. La mano de Adam rodeándome la cintura, elimina los miedos que me hacen pensar que se trató sólo de otro sueño. 

Me lo quedo mirando mientras duerme y no puedo evitar darle un beso en los labios. Adam no se despierta, pero me abraza en sueños.

Me escapo de la prisión de sus brazos y me voy al cuarto de al lado, en donde tengo mi escritorio de trabajo.

Me siento a escribir y, después de mucho tiempo, siento que las palabras transitan libres en un flujo continuo. 



Adam se despierta y sale a mi búsqueda. No sería difícil encontrarme, sólo tendría que seguir el ruido de la impresora que hecha humo al imprimir el libro que acabo de terminar. 

Aún estoy mirando la pantalla del ordenador cuando Adam entra silenciosamente y me besa por la espalda. – Te eché de menos al despertarme y no tenerte a mi lado.

– Lo siento, pero me sentía inspirada. – Muevo mi cabeza hacia donde se encuentra el montón de hojas recién terminadas de imprimir.

– ¿Puedo...?

– Claro. También es tu historia.

Adam toma las hojas intrigado. – "MIS VIDAS CONTIGO" por Sarah Del Pietro. – Lee la primera hoja en voz alta. Giro mi silla y lo enfrento para ver su reacción. – Me parece que ya sé de qué va. – Adam se reclina, encerrándome entre sus brazos y el escritorio. – Tengo un regalo para ti, bueno, para ambos en realidad.

– ¿Qué regalo? – Pregunto ansiosa.

– Tendrás que buscarlo.

– ¿Alguna pista?

– Esta en el bolsillo trasero. 

No dudo en recorrerle el culo buscando el regalo. – Aquí no tienes nada.

– Quizás debas buscar por delante, ahí de seguro encuentras algo. – Bromea Adam y me guiña un ojo. – En realidad me refería en el bolsillo trasero de los pantalones que están tirados en algún lugar de tu cuarto. – Adam se separa y apenas quedo libre, corro hacia mi dormitorio con él siguiéndome los talones.

Recojo los pantalones y en ellos encuentro dos pasajes hacia Londres.

– Los compré después de nuestra cita en el parque, pero no me atrevía a dártelo. – Me dice ya sin rastros de dudas. – Quiero mostrarte algo, pero sólo lo podrás descubrir cuando hayamos llegado. Además, ahora que has terminado con lo que has estado trabajando, podríamos tener unas pequeñas vacaciones.  ¿Qué dices? ¿Vienes conmigo?

– Eso depende.

– ¿De qué?

– De qué tan buena y grande sea la sorpresa que guardas en el bolsillo delantero. – Respondo traviesa. 

Adam se lanza sobre mí. – Pensé que te había quedado claro anoche, pero si necesitas más pruebas, las tendrás.

... Y las tuve.


Mis vidas contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora