RESIDENT EVIL: Pesadillas del Pasado

CAPÍTULO II: EN LA PUERTA DEL INFIERNO

— ¡ZAP!

Rápidamente Lucas se hizo a un lado, salvando a Emily y evitando así un zarpazo directo, sin pensarlo tomó un pedazo de acero puntiagudo del suelo y con todas sus fuerzas se lo clavó en la pierna deforme. No sé si fue el miedo o su instinto lo que le hizo volver en sí y reaccionar de tal forma en ese momento, pero aún no lo podía creer.

— ¡AGRRR!

El gruñir de la criatura le impulso a retroceder. Mientras el monstruo trataba de quitarse el pedazo de fierro incrustado, Lucas pudo voltear a ver a la joven; ella estaba petrificada y en sus ojos se podía reflejar el terror que sentía. En ese momento no le preocupaba lo que le podía pasar a el, si no, lo que podría pasarle a ella. Un fuerte golpe de parte del monstruo, logró tumbarlo, desgarrando un poco sus ropas, la bestia levanto su enorme brazo al mismo tiempo que intentaba agarrarlo, pero de inmediato pudo esquivarlo. Lucas comprendió que la situación era difícil, lo único que se le ocurrió era tratar de alejarse para que ninguno de los dos salga lastimado. Aprovechando un breve descuido, corrió hacia donde estaba la joven, la tomó del brazo y se dirigieron hacia lo más profundo de la selva, dejando a la criatura atrás.

— ¡Rápido! O nos alcanzará —le dijo mientras corrían por un pequeño sendero.

De inmediato pudo notar que aquella criatura los venía siguiendo, abriéndose paso con sus garras. A solo unos metros del sendero, Lucas observó una pequeña zanja cubierta con el espeso follaje del la zona, sin dudarlo rápidamente se escondieron ahí. El monstruo se detuvo por un momento cerca de ellos, pudiendo incluso oír su jadeante respirar. Procuraron no mover músculo alguno, hasta que después de una breve angustia se fue. Ambos están exhaustos, pero la joven aún más, pudiendo notar que seguía temblando por el miedo, en ese momento todos los temores de Lucas vinieron a su mente, era como estar viviendo esa pesadilla otra vez.

—Di-dime ¿qué rayos era esa cosa? —le preguntó la joven sin tener siquiera una respuesta de lo que estaba pasando.

—Lo lamento, no hay tiempo para detalles —le respondió

Lucas no podía sacarse esa sospecha que daba vueltas en su cabeza. Sentía que la Corporación Umbrella estaba envuelta en esto, sin embargo, cuando revisó el helicóptero encontró un logo que no era el de ellos, estaba seguro de haberlo visto en algún lado, pero aún no podía recordar, era muy temprano para sacar conclusiones. Tan pronto como salieron de ahí, pensó que lo mejor sería regresar con la joven a donde se encontraban su compañeros de trabajo. Mientras caminaban cuesta abajo, podía imaginarse la cara que pondrían cuando les cuente lo que les había pasado.

—Y tú, no me dijiste cual era tu nombre —preguntó la joven mientras caminaban por el sendero.

—Discúlpame, qué modales los míos... Soy Lucas —le respondió mirándole a los ojos.

—Me llamo Emily, bueno, solo quería agradecerte por ayudarme —expresó mientras en su rostro reflejaba un gesto tímido y a la vez de confianza.

—No tienes nada que agradecer, solo hice lo que estaba en mis manos. Ahora tenemos que ir a por mis compañeros. —aclaró

Después de esto no me dijo nada más, al parecer aún estaba afectada por todo esto. Ya solo faltaba muy poco para llegar, y aún el dolor del hombro por el golpe propinado por esa criatura no desaparecía, por suerte no logro romperle ningún hueso, ese monstruo sí que tenía mucha fuerza. Después de casi veinte minutos de caminar, por fin habían llegado.

— ¡Dios mío! —expreso Emily aterrorizada después de vomitar por contemplar el visceral escenario.

Lucas quedo petrificado al ver tal escena. Era atroz, no podía creer como los cuerpos de sus compañeros que había visto hace algunas horas hablando y riendo, ahora yacían muertos, mutilados y esparcidos por todo el lugar. Solo había sangre por todos lados, brazos y piernas regados por el suelo al igual que las vísceras colgaban de las ramas de los árboles. Un olor a muerte inundaba todo el lugar mientras caminaba por en medio, mirando a todos lados con la esperanza de encontrar a alguien con vida.