CAPÍTULO X : PROMETHEUS

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— ¿Qué crees que se haya inyectado Rogers para poder adquirir esa fuerza?—preguntó Emily un tanto confundida por lo que había pasado.

Traté de encontrarle alguna respuesta lógica, pero no sabía con exactitud lo que podría contener dicho suero, sin embargo estaba seguro que era de la misma propiedad de Umbrella.

—No tengo la menor idea, pero si es propiedad de Umbrella créeme que no querrás saberlo —le respondí

Caminamos con dirección hacía donde estaban los mercenarios, pero me di cuenta que Rider empezó a disminuir la marcha hasta detenerse totalmente. En su rostro se reflejaba un gesto de dolor para después tocarse el pecho con su mano derecha, rápidamente lo auxilié sujetándolo con fuerza.

— ¿Te sucede algo? —le pregunté al mismo tiempo que le ayudaba a sostenerse


—Estoy hecho mierda... necesito descansar... —replicó suavizando su voz.

La pelea contra Rogers había sido intensa, producto de ello, Rider se encontraba bastante golpeado y agotado al igual que todos nosotros, sin embargo, él fue quien más daño recibió de parte de ese traidor. A unos metros en frente de nosotros, podía ver a los mercenarios levantar los cuerpos de sus camaradas caídos, para después colocarlos bajo la copa de un árbol, seguidamente que parecían querer abandonar el lugar.

—Será mejor que lo atiendas Emily, voy a arreglar unos asuntos...—le dije mientras me dirigía al encuentro de esos sujetos

Me acerqué rápidamente hacia ellos, pudiendo incluso escuchar el ruido del motor de su vehículo encendido listo para emprender la marcha. Caminé un poco más, y vi al Sargento de pié acompañado de sus dos únicos secuaces, mirando los cuerpos de sus camaradas.

Éste volteó a mirarme notando mi presencia a la vez que, en su rostro podía notar un gesto de resignación.

—Fueron dos de mis mejores reclutas... Al menos se merecían un funeral decente...—dijo resignado, para después dar media vuelta seguido por dos camaradas.

Por una u otra razón, tenía que arriesgarme a pedir su ayuda. Recordé ese viejo refrán que decía: el enemigo de mi enemigo es mi amigo .Aun así, ellos pudieron enfrentarse a Rogers, pero no podía olvidar lo que le habían hecho a Rider, no podía perdonarlos, pero, sabía que nosotros tres no íbamos a lograrlo solos. No tenía otra opción, iba a necesitar de su ayuda.


— ¡Esperen! Detesto decir esto pero... Necesitamos de su ayuda —hablé

Los tres se detuvieron y voltearon a observarme, al mismo tiempo que desviaba mi mirada al Sargento. Éste, al escucharme, soltó una sonora carcajada para después tocarse la barbilla mientras me miraba de pies a cabeza.

— ¿Crees que soy lo suficientemente flexible, como para decirte «claro que si querido amigo, vamos a derrotar a los malos juntos»? pues de equivocas —replicó

Éste se acercó aún más a mí de una forma amenazante, clavando una mirada de enojo mientras ponía su dedo índice sobre mi pecho presionándolo con fuerza.

—No sé qué carajos pasa por tu estúpida cabeza, pero si no lo sabes, perdí a dos de mis mejores hombres en esta misión de mierda para que después venga un «oportunista» a llevarse las muestras que tanto trabajo nos costó conseguirlas y ¿aun así piensas que te voy ayudar? Pues la verdad eres un inepto... Esta misión para mí se fue al carajo... Puedes besar mi trasero si quieres, pero aun así no te voy ayudar... tú y tus amigos se pueden ir a la misma mierda...

Después de decir esto, dio media vuelta dirigiéndose a su vehículo al mismo tiempo que trataba de abordarlo.

— ¡Es hora de irnos! ¡ No tenemos nada más que hacer aquí! —dijo una vez más dirigiéndose a sus subordinados.

RESIDENT EVIL: Pesadillas del PasadoWhere stories live. Discover now