Capítulo 5

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Aquella misma noche Ladybug esperó durante largo tiempo a su compañero para iniciar con la patrulla nocturna, durante el cuál no cruzaban por su mente otra cosa que pensamientos de preocupación. En su mente se repetía la actitud tan decaída del héroe aquella tarde y realmente quería hablar con él al respecto. Pero los minutos pasaron y la chica supo que era inútil permanecer allí. Decidió salir a buscarlo por su cuenta.

Fue entonces cuando recordó aquella viga en la parte baja de la Torre. Un punto que, aunque no muy mencionado entre ellos, solía ser de visita frecuente cuando las cosas no andaban bien para alguno de los dos. Bueno, definitivamente algo no estaba bien con él. No perdía nada en intentar buscarle en ese punto.

-¡Cat Noir!- llamó al llegar, obteniendo silencio como respuesta.- Escucha, minino. Sé que estás aquí, y sé que estás mal por haber estado allí esta tarde, pero es para tanto. A veces suceden inconvenientes. Créeme cuando te digo en entre todo el mundo, soy yo quien entiende eso.- agregó rodando sus ojos.- Tan solo... quisiera saber que es lo que ocurre en verdad.

De pronto un pequeño destello llamó su atención. Se acercó para verlo más de cerca y se percató de que se trataba de un pequeño objeto metálico, y no cualquier objeto metálico. Su corazón se detuvo al reconocerlo como el anillo de Cat Noir. Lo reconocería en cualquier parte, era un objeto que veía a diario, aunque con un color distinto, desde luego. Supuso que el cambio de su característico color negro se debería a la ausencia del kwami en la joya.

Tomó el objeto entre sus manos. Su boca entreabierta busca algo que decir, pero no logra encontrar nada. Está atónita. ¿Por qué está el anillo de Cat Noir allí? ¿Dónde está él? ¿Qué significa todo esto? ¿Su compañero habría renunciado a caso?

-Cat Noir...- susurró con voz resquebrajada, mientras una lágrima descendía de su mejilla.

En la habitación del modelo juvenil más cotizado de París, el kwami negro dormía plácidamente en el rincón acondicionado especialmente para él. Adrien, recostado en su cama, no lograba conciliar el sueño. Volteó a ver a la criatura mágica. Había prometido hacerse cargo de él hasta que el miraculous encuentre otro portador. Se sentía mal de dejarlo solo por otro indefinido tiempo en su anillo.

Sus pensamientos se encontraban ocupados por Ladybug. Se sentía realmente mal, como si de alguna forma la "hubiera abandonado", ¿o era así? Al menos le hubiera gustado despedirse de ella en lugar de simplemente dejar el anillo para que ella lo tomara, aunque no era un adiós del todo. La seguiría viendo por las calles y salvar a la ciudad, incluso si ella no se daba cuenta de su presencia.

También lamentaba no poder haberle dicho quien era él en realidad. ¿Habrían podido mantener contacto incluso después de que él dejara sus responsabilidades de súper héroe en manos de alguien más?

El insomnio no era el síntoma de una sola persona esa noche al parecer. Marinette se encontraba en una posición no muy distinta en su propia casa, jugueteando con el plateado anillo entre sus dedos, intentando pensar que haría ahora. Dos preguntas giraban sin cesar en su mente: por qué lo habría hecho y qué estaría haciendo él en ese momento. ¿Se arrepentiría de haber dejado a un lado su miraculous? Por color de la joya ella sabía que el kwami no se encontraba en ella. El chico debió haberlo conservado, eso significaba que aquello no había sido el resultado de una mala relación con la entidad mágica.

Al día siguiente todo se sentía diferente par Adrien. La idea a la escuela en auto se hizo casi eterna mientras intentaba desviar sus pensamientos de todo el asunto. Plagg aún permanecía en su mochila. Podía escucharlo devorar el queso desde ahí, pensando en lo bien que  aquel ruido representaba metafóricamente como sus decisión roía su conciencia. Ironía.

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