Capítulo 2.
Seúl. Agosto 22 de 2017, martes.
Despertó empapado en sudor, las articulaciones de los brazos le dolían por culpa de la fuerza con la que abrazaba la almohada. Estaba en posición fetal sobre la cama y sus ojos se encontraban un poco acuosos. No comprendía por qué no lograba olvidar su pasado, ni por qué la mayor parte del tiempo soñaba con éste. Era una tortura recordar a su bella madre, presenciar una y otra vez su muerte antes de que fuese llevado a la base militar. Sabía a la perfección que todo había sido planeado por su padre, pero no podía hacer nada, sólo continuar con su poco orgullosa vida, tratando de dejar de lado los recuerdos que sólo eran desbloqueados en sus sueños, y omitiendo cada uno de los muertos que dejaba a su paso.
Jaebum observó el reloj digital de mesa, faltaban pocos minutos para ser las cinco de la madrugada. En frente de su cama, se encontraba el armario que lo llamaba para tomar sus cosas y marcharse. Con pereza se levantó de la cama, se vistió, guardó en una maleta la ropa que se pondría para asistir a la universidad y dejó el lugar.
—Son las siete en punto, Jaebum —avisó el entrenador Han. Un hombre en sus cuarenta, bajo y acuerpado, que se encargaba de hacerle la vida cuadritos a todo el que omitiera tan sólo una de sus instrucciones así fuese muy tonta—. Tienes quince minutos para estirar un poco y luego debes correr veinte kilómetros, ya tú decidirás a qué velocidad, aun así espero no verte caminando por el aeródromo. Si lo haces, los soldados que estén por esa zona me avisarán.
—No soy como Kunpimook —bufó Jaebum—. ¿Alguna vez me has visto caminando?
—Es un aviso —dijo el hombre sin importancia, mirando la hora por enésima vez.
—Entendido —el joven hizo el intento de marcharse pero el entrenador lo detuvo.
—Cuando termines de correr puedes complementar con ejercicios suaves y luego pasas a la piscina —miró a Jaebum y sonrió macabramente—. Debes nadar por lo menos una hora y luego debes pasar al gimnasio, allí estaré esperándote.
Jaebum le miró con el ceño fruncido y abrió la boca para decirle cuanto lo irritaba, pero el entrenador Han se le adelantó:
—Lo siento, sé que es muy pesado pero todo implica esfuerzo, ¿quieres estudiar? Cumple con tus treinta horas de entrenamiento semanales. Y ya deja de mirarme así, tus compañeros pagan treinta y nueve horas, Jaebum —aquel hombre fingía entenderlo pero su presente sonrisa le demostraba lo mucho que disfrutaba viéndole sufrir.
—Siete horas por día en semana y cuatro el fin de semana, ¿alguna vez me dirás algo diferente? —resopló Jaebum sin poder controlar su mal genio.
—Sí, y a la próxima te diré que debes correr el triple si continúas mirándome de esa forma. ¡Márchate!
Jaebum relajó la expresión por obligación y se alejó del entrenador mientras maldecía por lo bajo y aseguraba lo mucho que lo odiaba. Se sentía muy enojado y deseoso de correr más rápido de lo normal pero sabía que se cansaría y estaría hecho trizas al medio día si lo hacía. Cumplió con los veinte kilómetros más lentos de su existencia y se fundió en la alberca liberando su cabeza de cualquier pensamiento, hasta que el sonido del cronómetro de su teléfono inteligente le avisó que eran las nueve de la mañana. Salió de la piscina olímpica justo cuando sus compañeros comenzaban a llegar para dar inicio a la jornada de entrenamiento diaria. Los primeros en aparecer fueron Hongbin y Sanghyuk, iban tomados de la mano y le sonrieron con amplitud al verlo. Hyuk, a diferencia de los otros dos jóvenes, no sólo se encargaba de asesinar, su trabajo consistía más en ser uno de los hackers de las FES2000, al igual que su hermano Jaehwan y de Kunpimook. Siendo asesinos temporales en caso de que todos los chicos estuviesen en una misión.
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Mörder
Fanfiction"Al estar listo para marcharse miró la hora, percatándose de que contaba con treinta minutos para llegar a tiempo a la universidad. Su maestro era estricto con el tiempo, le gustaba comenzar la clase a las ocho en punto. Tomó de nuevo la chaqueta qu...