Capítulo 14

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Seúl. Octubre 04 de 2017, miércoles.

Abrió los ojos con pereza. A su lado se encontraba Youngjae aplicando compresas de agua fría sobre su frente y pasando una que otra por sus brazos, cuello y pecho. Jaebum cerró los ojos de nuevo y los volvió a abrir pensando que aquello era otro sueño. El menor le sonrió con ternura y se acercó un poco más a él.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, cambiándole la compresa de la frente.

—Siento que mi cabeza va a explotar —jadeó—. Yo... lamento haberte despertado.

Youngjae negó con la cabeza y mantuvo su sonrisa.

—No hay nada que lamentar, me alegra que lograras despertar. Al parecer tenías una pesadilla, me enteré a las tres de la mañana e intenté despertarte muchas veces pero no lo hiciste, luego me di cuenta de que tenías fiebre, entonces fui por un poco de agua para disminuirla y continué intentando despertarte pero no lo hacías.

El moreno lo miró en silencio preguntándose si tal vez había mencionado el nombre de Jinyoung entre sus sueños. Buscó en aquel rostro algún indicio de acusación o intriga. No halló nada.

—Toma —el castaño agarró un frasco con pastillas de la mesa auxiliar y un vaso con agua—, las encontré en el botiquín de primeros auxilios, te ayudará con el dolor de cabeza.

Jaebum no dudó en recibir la medicina y volver a recostarse en su cama.

—Jae...

—Continúa durmiendo, aún son las cuatro de la mañana —pidió el castaño.

—Lo haré, pero contigo —señaló el espacio vacío a su lado.

Youngjae asintió quitándole la compresa de la frente y dejándola a un lado para regresar a la cama, mientras hacía esto, el mayor observó lo que llevaba puesto y sonrió. ¿Cuántas veces más podría permitirse ver a Youngjae con una camiseta suya que le llegaba a mitad de los muslos? No lo sabía, por lo que guardó aquella imagen en su cabeza para que nunca se le borrara. Su sonrisa se expandió un poco más al sentir el frío cuerpo del menor entrando en calor con el propio. Sus brazos lo envolvieron y lo pegaron más a él mientras que el otro soltaba un profundo suspiro.

—Quédate conmigo, Youngjae —dijo minutos después, al creer que el castaño ya se había quedado dormido, pero éste se removió entre sus brazos y le besó la barbilla.

—En algún momento lo haré —aclaró para volver a esconder su cabeza en el cuello del mayor dispuesto a dormir nuevamente.

Jaebum se sintió esperanzado hasta que cayó en un vacío de culpa. Por más que él deseara tener a ese chico a su lado, la vida que llevaba como asesino no se lo permitiría. Youngjae soltó una larga exhalación que afirmó que ya había caído en el mundo de los sueños, el mayor intentó hacer lo mismo pero no lo logró por estar imaginando una vida diferente al lado de él.


Despertó con un movimiento brusco, preguntándose en qué momento se había quedado dormido. Palpó el espacio vacío a su lado y se levantó de la cama con rapidez al pensar que tal vez todo había sido un sueño. Sin embargo, la ropa de Youngjae desperdigada por la habitación y su cuerpo desnudo le confirmaron que no había sido así. Con un sentimiento extraño en su pecho rebuscó entre el armario y se puso un pantalón deportivo sin detenerse a mirar cuál era el reverso.

Se paseó por el apartamento entero en busca de él sin encontrarlo, por lo que regresó a su habitación y se sentó sobre la cama intentando no pensar en lo peor. Ese sentimiento en su pecho se engrandeció cuando la puerta principal fue abierta y cerrada con lentitud. Jaebum corrió de nuevo a la sala y le sonrió comprendiendo con exactitud qué era esa sensación extraña: se había enamorado.

MörderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora