Capitulo 11

50 2 1
                                    


El día fue soleado y caluroso, Daario había dedicado la mayor parte de la mañana a enseñarme como tomar la red, y como saber dónde tirarla, pero por alguna extraña razón los peces se me acercaba, como si me conocieran de mucho tiempo atrás, y tal vez así lo era, aprendí rápido, asi que me dejo a mi con la laboriosa tarea de lanzar y recoger las redes, tenia suficiente fuerza como para llevarlas a la orilla, pero Agatha siempre salía corriendo para intentar ayudarme.

Fue una muy buena pesca y Daario estaba muy contento por ello, pero no estaba muy contento en que la mayoría de los pescadores me miraban, tal vez por el atuendo que llevaba , que era como el de Daario cuando el pescaba, de una manta café muy fina.

-Deberías ponerte la ropa de lana sobre esa- Dijo Agatha como si le leyera la mete a Daario.

-Has estado muy bien hoy, la verdad nunca pensé que pudieras hacerlo-Dijo Daario.

-¿Es eso un alago?- Pregunte, jamás alguien había hecho eso .

-Por supuesto ¿porque habría de decir lo contrario, cuando has hecho un buen trabajo?- Respondió.

-¿Por qué no la llevas donde Nestor? creo que ambos se caerían muy bien, y de paso le enseñas como se termina el trabajo- Dijo Agatha sin quitar las manos de los últimos pescados .

-Me parece bien, vamos Lex- Y tomo la carretilla y comenzó a tirar de ella.

Pasamos por el mercado, que era enorme, en el se podría encontrar lo que fuera, oro, plata, especias, carne y pescado.

Daario ya se veía un poco cansado por tener que tirar de la carretilla.

-¿Por qué no consigues un caballo o un burro? E visto que todos tienen uno para que tiren de su carreta.-

-Los burros son caros y los caballos aún más, y esto nos da lo que necesitamos para poder sobrevivir-

-¿Entonces déjame ayudarte?-

-Está muy pesada, no podrías con ella-

-Me subestimas- me puse frente a él y lo detuve, el sonrió y se apartó dándome la oportunidad, la tome como él lo hacía y comencé a tirar. Era pesada, pero poco a poco comencé a hacer que se moviera cada vez un poco más rápido.

-Me sorprendes Lex, solo había visto moverla a mi abuela cuando era joven, pero ella era cuatro veces tu- Y soto una carcajada.

Los músculos se me tensaron por la fuerza, se sentía bien, me sentía cómoda, cuando lanzas una flecha, tu brazo debe estar tan tenso como el arco, y esta sensación era similar, similar a tener un arma pesada en mis manos.

Llegamos a una pequeña choza , con plantas fuera, ahí , cortando frutas y verduras de las plantas estaba una mujer la cual ya había visto antes, con cabello largo rubio, y al levantar la cara unos hermosos ojos celestes, sonríe al vernos, y se quita el sobrero de paja para recibirnos.

Y aunque lo oculte se sonroja al ver a Daario, pero su cara hace un gesto de impresión cuando me ve a mi girando de la carreta.

-Irene ¿Dónde está Néstor? –Pregunta Daario.

-Dentro- responde ella sin dejar de mirarme, Daario está por entrar a la cabaña y ella reacciona- ¡Daario! ¿Por qué no me saludas?- e inmediatamente se tira sobre el como antes lo había hecho.

-Estoy un poco ocupado- responde el un poco exasperado.

-Eso no es excusa- dice Irene restregándole la cara en la espalda, Daario logra soltarse y entra a la cabaña.

Lagrima de Sirena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora