Cedrix (Nuevas Especies 11)

Con él

Magali vio el cielo antes de bajar del carro, se encontraba frente las puertas de Fénix y aunque por más que lo intentase no le resultaría mentirse. No iba por Lluvia, no iba por Nuria, tampoco porque Greco quería visitar a sus pequeños amigos, ella iba para hacerse daño.

El entrar a ese lugar y no verlo, el caminar y no sentir su mirada siguiéndola la estaba matando, ¿tanto había ocupado él en su vida? Cedrix era malo, los había traicionado, la había dejado aún cuando ni comenzaba a estar con ella, pero aún así el corazón le latía de dolor ante su pérdida.

Hace muchos años que no se sentia tan perdida, la forma en que el frío la envolvía aún cuando el clima era cálido.

Cerró la puerta del piloto al bajar, Magali río bajo al ver a Greco tan ansioso, era obvio que había extrañado mucho la Reserva... Fénix. En casa de sus padres no podía ser un salvaje indomable, aunque su padre ya había hecho sus carreras para meterlo a bañar, un desnudo Greco corriendo había sido muy divertido, junto con su padre todo carcajadas.

Nunca pensó que tendría un niño de semejante manera. Ella desde pequeña siempre se vio con una gran familia, rodeada de niños y nietos, pero nunca lo vio tan cerca. Tener treinta años no era muy cerca, pero ella así lo sentía, tal vez lo sentía así por lo rápido que sucedió.

Con un leve golpe de cadera cerró la puerta del carro, acomodo a Greco en sus brazos y camino hacía la gran puerta, tocando el timbre que le daba comunicación directa con los de seguridad, pero nadie la atendió. ¿Por qué?

Solto un suspiro y sonrió  al guardia que había abierto ya la puerta, este le hizo un saludo antes de dejarla entrar, era de madrugada, pero ella extrañaba a sus amigas, además de que el crío había estado extrañando a sus amigos.

Al entrar resbaló con el lodo, aún no dejaba de llover, logro estabilizarse, riendo ante su torpeza. Escucho un gruñir, después un aullido, y de ahí cientos más. El guardia de la puerta la tomo de la muñeca y la coloco tras de él, el casco ocultando su identidad. Greco gruño.

¿Qué estaba pasando?

— Quedaré tras de mí, mag.

Esa voz... No puede ser.

— ¿Cedrix?

— Lo explicaré todo, lo juro, sólo quedarte atrás de mi. — le rogó y ella se sintió caer de nuevo al cariño, al maldito y estupido amor que sentía por él.

— Iona, los encontraron. — Deo se detuvo en seco al verla, ella boqueo puesto que el chico se dirigió a Cedrix con otro nombre y con respeto, aún cuando todo Fénix lo odiaba. — ¿Magali?

— Si es ella, cuidala, por favor.

Cedrix comenzó a avanzar, alejándose de ella, volviéndola a dejar y eso la hizo sentir mucho peor. Bajo a Greco con cuidado, le beso las mejillas y la frente, sonriendo después ante su dulce mirada.

— Te amo, bebé, pero debo ir tras él. Cuida a Deo, no dejes que lo ataquen — lo abrazo.— se que eres fuerte y lo harás bien, ¿si?

Sintió el asentimiento de Greco contra sus hombros, mientras le correspondía el abrazo. Lo solto, le dio otro beso en la frente y salió corriendo tras Cedrix, no lo dejaría ir de nuevo. No le permitiría irse sin haberlo golpeado y recriminado, sin haberlo besado.

Logro divisarlo, parecía muy decidido en ir hacia donde se encontraba una multitud de gente, ¿quienes eran? ¿por qué estaban todos fuera bajo la lluvia?

— Cedrix, espera —jadeo en busca de aire, agradeció a los Dioses que este si la haya escuchado y se detuviera.

— Te pedí que te quedarás allá, Magali. — le dijo al volverse, ella lo sujeto del brazo antes de que pudiera darse la vuelta.

— ¿Por qué vas para allá? Si te ven te van a matar, Cedrix, vete ahora, ¿por favor?

— Te importó — la sorpresa, gusto y felicidad en esa afirmación la hicieron sonreír levemente.

— Nunca dejaste de hacerlo.

Él negó con la cabeza.

— Comenzará hoy, lo siento.

Entonces corrió al centro de la multitud, deteniendo todo un alboroto, creando uno más grande, ella lloro al ver a Nathaniel tan desesperado por llegar al Hijo de puta culpable de mucho dolor.

Jadeo al ver a Dysis, lloro al ver a Torren derrumbarse.

Entonces escucho, Cedrix no podría quedarse en Fénix.

No importa.

En verdad no lo hacía.

Porque yo me iré con él.