Capitulo 15

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Bruss inhalo el aire helado que impregnaba los espacios de Ice y se descubrió algo nerviosa antes de subir al tobogán de hielo.

- ¡Va a ser tan divertido!

Exclamo contento Justin.

-Si.

Contesto Bruss algo titubeante.

-¿Tienes miedo? ¡Oh vamos! Es solo un tobogán.

Bruss miro hacia arriba. El tobogán era gigantesco. Dos chicos se tiraron de el en un trineo. Sus caras de vértigo extremo asustaron aun más a Bruss.

-Solo un tobogán.

Se repitió a si misma mientras se acomodaba en un inflable redondo junto a Justin. El estaba exaltado. Siempre había querido tirarse de ese tobogán.

-Sujétense con fuerza.

Advirtió el hombre antes de tirarlos. Bruss cerró los ojos. Sintió como su corazón subía a su garganta. Quiso gritar pero no pudo, la repentina caída la había dejado muda. La sensación de estar cayendo a un ritmo apresurado hizo que sus latidos se detuvieran. Pero volvieron a sonar con fuerza en cuanto abrió los ojos y vio a Justin riendo. Llegaron al final y el inflable se resbalo y se detuvo contra una pared de nieve.

-¡Otra vez!

Grito Justin entusiasmado.

-¡Ni lo sueñes!

… El brillo en los ojos de Bruss no se debía solo al reflejo de la luz, en realidad se empañaron de una alegre luz cuando vio a entrar a Justin al salón.

-Ayer estuvo bueno ¿no?

Preguntó su amigo recordando su día en Ice. Su amigo. Después de tanta angustia y soledad, a Bruss le sonaba casi melodioso decir que tenia un amigo.

-¡Excelente! El mejor día sin duda.

-Aunque estabas asustada.

Se burló el muchacho.

-No.

Mintió Bruss. -No estaba asustada, solo lo simulaba.

-Entonces eres buena actris.

Replicó Justin conteniendo una risita burlona. El profesor entro a la clase y les hecho un rápido vistazo a sus alumnos.

-Buenos días. Saludo apresurado. En cuanto sus ojos se posaron en los de Bruss, le hizo una seña a esta para que se acercara. La chica se arrimo al escritorio con cierta incertidumbre.

-¿Pasa algo, profesor?

Incitó a que hablara después de unos segundos de silencio.

-De hecho, si, y necesito de tu ayuda.

Bruss se desconcertó. ¿Por qué querría su ayuda?

-Lo escucho.

Animo a que hablara.

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