El viento sopla potente como un toro golpeando con furia las inmensas casonas que se elevan a los costados de una enorme avenida, hay una en particular que pareciese tratar de gritar lo que en sus entrañas se tejió en antaño.
Unos hermosos ojos azules la miran fijamente con más inocencia que asombro, el sol esta en todo lo alto como suele pasar siempre en esos incordios días de otoño, donde las hojas juguetean alegres.
-Que es lo que miras con tanto interés Carlota. Señalo una joven sacudiendo gentilmente la pequeña mano que sostenía.
-no nada, ¿me compraras sí o no mi helado Iris? Dijo la niña posando su mirada en la de la chica de dieciséis años que le expedia una mirada atónita por el tono tan seco en que había lanzado su pregunta.
- De acuerdo quédate aquí y no te muevas hare esto rápido o si no mamá nos reprenderá. Iris dio media vuelta para aproximarse al colorido camión de helados, colmado de diversos olores, varios niños intentaban alcanzar la ventana, parándose de puntillas, donde un anciano algo simpático trataba de averiguar el sabor deseado entre el remolino de vocecillas, iris se abrió paso entre el bullicio y por fin logro llegar, lanzando una mirada desesperada al heladero pues los niños a sus flancos le apretujaban el cuerpo, este asintió con la cabeza y estiro uno de sus regordetes brazos para proporcionarle un barquillo de delicioso sabor vainilla cubierto de chocolate, iris a su vez extiendo el dinero.
- aquí tienes car... lota. Para su sorpresa la bella niña de diez años caminaba decidida hacia una de las casonas, estaba a punto de abrir el viejo cancel oxidado cuando iris le toco el hombro.
-¿Qué haces? te dije que no te movieras. Dijo Subiendo un poco el tono de su voz, carlota le devolvió una mirada desorbitada, esto hizo que iris diera un paso atrás sintiendo una punzada que recorrió todo su cuerpo dejándola inmóvil, solo fue hasta que sintió el golpe del helado cayendo sobre su mano que salió de su transe.
-iris estas bien. Escucho proferir a carlota, que continuo sin inmutarse.- me vas a dar ese helado o no, que ya ha quedado casi a la mitad porque de pronto no sé a dónde fuiste.
- ahora no te lo daré por haberme dado ese susto, poniendo esa mirada de loca que no sé de qué parte de la familia la habrás sacado. Ya algo molesta, iris hiso ademan de tirar el barquillo a un bote de basura cercano.
- ¿De qué hablas iris? si tu solo te acercaste quedándote allí parada como un árbol te llame varias veces pero no respondías, además la de la mirada loca fuiste tú.
- ¿Qué? ... pero... ashhh ya olvídalo toma tu mugroso barquillo que ha dejado mi mano pegajosa. Carlota lo sostuvo dándole grandes relamidas alegre.
Tomándola de nuevo de la mano iris comenzó a andar por la avenida, caminaron unas tres cuadras antes de llegar a una pequeña casa, cuya fachada dejaba ver, el estilo rustico del lugar, haciéndola parecer una botica, eso se pensaría si no fuera por el enorme letrero de madera tallado con la leyenda "Black Moon" libros y antigüedades, un majestuoso ventanal corredizo muestra las estanterías perfectamente acomodadas, recubiertas de pintura color arena, haciendo juego con la singular banquita situada fuera de la tienda en la cual iris le ordeno a la niña tomar asiento.
-Ahora si por favor carlota, no te muevas. Iris entre cerro los ojos. –te lo advierto.
Carlota se irguió e hizo un ademan con la mano, imitando el saludo de un respetuoso soldado.
Iris deslizo el ventanal dejando escapar el olor a incienso mezclado con humedad que desprendía los objetos dentro del local, este es atendido por una pareja de ancianos que residen en el pueblo desde que eran apenas unos niños.
