Silencio.

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Al fin en casa, que extraño cuando la compramos no me había dado cuenta de lo grande que es. Tú...

Me estoy volviendo loca Adán, esperando aun por una respuesta tuya , mil veces te dije que lo único que temía en esta vida era a la soledad y el mismo número de veces tú me dijiste que ya no tendría que preocuparme por eso , que estarías siempre conmigo.

Dime ahora ¿Dónde es que estas? ¿Por qué me has dejado aquí?

Tenías que cumplir tu promesa. Nunca en todo el tiempo que estuvimos juntos rompiste una de ellas.

La soledad me asecha, y tu mi fiel caballero no estás aquí para enfrentarla conmigo. Tal vez ahora tenga aun un poco de esa fuerza que me dabas para combatirla, pero, cuando se termine ¿Qué voy a hacer?

¿Sabes? Hoy estuve todo el día como un maldito zombi. Solo escuchando el murmullo de las personas que se acercaban a tu ataúd.

Pobre era tan joven, aún tenía toda una vida por delante. Acaso creen que todo el mundo no lo sabía ya, mi mente bloqueaba por un segundo lo que estaba pasando, pero llegaban a darme el pésame, me sacaban de mi adormecimiento, y al escuchar el tan ya sonado lo lamento, parecía que encajaban un millón de agujas en mi corazón.

Ojala y eso hubiera servido para desangrarme, pues es cierto eso que dicen, tú estás mucho mejor en el cielo donde quiera que eso sea. Sin embargo yo estoy aquí en un infierno, pues el dolor de no tenerte me está consumiendo.

En la ventana y en mis ojos se comienzan a formar pequeñas gotas de roció, como se forman una y otra ni yo misma lo se. Parece que aún no sé qué hacer o que decir para retenerte aquí conmigo, dime que haré mañana cuando me levante, trate de llamarte y solo el silencio me conteste.

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