Magical Hunt

Capítulo 10: Nikki

- Hmmm, que pasará si hago esto...  Y luego esto... Perfecto! Hermoso! Ahhhh, me casaría contigo si no estuvieras muerto amigo - Dije al cadáver con el que jugueteaba.

Me acuerdo como empezó a correr de mí después de que maté a la mujer con la que caminaba, debía tener como mi edad... Y estaba bastante bueno he de decir, lástima que desfiguré su cara... Bueno, es su culpa por acercarse a mí, nadie tiene derecho a acercarse tanto a mí.

Después de salir del centro comercial, pasé la noche en un pequeño motel, había bastantes personas dentro... Habían, no entrare en detalles sobre los métodos que usé, pero fue divertido. Unos gritos me despertaron, cuando me asomé a la ventana vi a unas personas mas asquerosas de lo normal, persiguiendo a unas personas, mientras que otras atacaban a otras, era divertido, pero luego caí en cuenta de que yo tendría que salir ahí, y que probablemente me atacarían.

Creé una bonita Python 357 con el mango morado y empecé a disparar desde la ventana a las personas, no podía distinguir si eran normales o no... Así que le disparé a todos lo que se moviera. El motel era un lugar hogareño, de dos pisos y con habitaciones bonitas. Un baño, una cama doble y un mini refrigerador con algunos refrescos, en la mesa de noche habían condones y encima un teléfono de cable para llamar a recepción. Me encontraba en el segundo piso disparando a personas en la calle, muchas cubiertas de sangre  despedazando a otras con las manos... Eran una especie de zombis que no comían, era bastante raro. 

Muchos empezaron a entrar al motel por la puerta principal, poco después se empezaron a escuchar pasos en las escaleras y pasillos ubicados detrás mío. Pensé por un momento que hacer.

- ¡ Ya sé ! - Dije en voz alta haciendo que los infectados empezaran a golpear mi puerta.

Creé un cinturón de cuero con varios espacios circulares y seguidamente 8 granadas que ubiqué en los 8 espacios. Agarré una y la lancé por la ventana, la explosión no se hizo esperar y vi varias partes humanas volar por ahí, sigo sin saber si eran infectados o no. Revisé que en la calle no hubiera nada y efectivamente estaba libre. Me senté en el marco de la ventana y esperé pacientemente a que la puerta de la habitación cediera... Había pasado un minuto y aún no se abría.

- Ugh ¡ Que monstruos tan jodidamente lentos ! -  Dije mientras levantaba la Python a la altura de mis hombros y disparaba al picaporte de la puerta. - ¡ Vengan hijos de puta! -

La puerta cedió y dejó pasar a muchísimos infectados a la habitación. Guardé rápidamente la Python en mi short y puse ambas manos en dos granadas. Saqué y lancé una a los que estaban mas cerca mío, es decir, los que ya se encontraban en la cama doble a unos dos metros de mí. Salté por la ventana al tiempo que la granada explotaba, mientras caía activé la segunda y la lancé de tal manera que entrara por la misma ventana. Caí al suelo y la segunda granada explotó. Los pedazos de madera y partes humanas quemadas caían a la calle y unos que otro encima mío.

- ¡¡AH!! ¡ Qué asco! UGH - Grité mientras quitaba una mano de mi pierna y limpiaba sangre de mi frente.

Me levanté de suelo, caminé sin ningún rumbo disparando a las personas que veía, nada nuevo. Encontré a una pareja, de segura eran madre e hijo ya que la señora se veía mayor. Le disparé en la cabeza a la mujer. El hombre de mi edad salió corriendo con lágrimas en los ojos, le disparé en una pierna, cayó al suelo, me acerqué a él, creé un cuchillo de cazador -  me encantan - y empecé a cortarle la cara hasta que se dejó de mover. Supongo que se desangró, el charco de sangre a mi alrededor me lo decía. 

Lo dejé y seguí caminando, ya no valía la pena, su hermosa cara estaba desfigurada.

Caminé todo el día hasta que decidí descansar un rato. Creé una lata de pintura en aerosol y me ubique al frente de una pared un poco agrietada. Decidí pintar mi tatuaje de zorro en la pared. iba a quedar hermoso. Empecé a pintarlo con facilidad y le di unos pequeños toques con morado - Mi color favorito, por si no se ha notado -. Terminé y me quede contemplando mi obra de arte hasta que anocheció.