Mucho gusto (Final)

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-JAEBUM-


Me paré en el living de ese vacío apartamento y miré a través de la ventana que daba a la calle. Ya había estado allí antes y todos los recuerdos atados a aquel lugar se hicieron presentes junto con el aroma de las flores. La primavera asomaba su rostro y yo estaba encantado de recibirla. No más días helados, no más días grises, no más sueños. Sólo realidad. Sólo ella y yo.

A través de la ventana, el pequeño edificio me saludaba también. Las mismas vallas alrededor los mismos cestos de basura y la misma mujer que se había aparecido en mis sueños desde hace meses. Despedía a su madre en la puerta y la recibía después al volver del trabajo. Ambas cenaban juntas y ella parecía feliz. Su sonrisa de oreja a oreja cuando escuchaba a su madre cantar, y la alegre danza que hacían mientras lavaban los platos, todo podía verlo. Era fascinante  ser testigo de su existencia tan natural. Eran incluso esos círculos negros debajo de sus ojos y aquellas expresiones escondidas de tristeza, parte de su exquisito acontecer en este mundo.

Cada vez que llegaba y me acercaba a la ventana para saludarla imaginariamente, le agradecía al cielo que fuera ella la elegida para amar. No pedía nada más. No quería nada más.

El camión de la mudanza llegó casi una semana después. Aquel generoso amigo había superado el enojo que tenía por no haberle llevado la billetera aquel día, e incluso me había ayudado a comprar muebles para el nuevo hogar. También le agradecía al cielo por él.

Cuando las cosas estaban ya en su lugar, me dispuse a abrir la valija que contenía mi ropa. Acomodé cada prenda dentro del armario, hasta que me topé con la chaqueta negra que se había estado ocultando al igual que yo. Mis manos la tomaron como a lo más preciado que tenía, casi imaginando que Ana estaba allí conmigo y ambos nos fundíamos en el tan anhelado abrazo.

Volví hacia el living y miré por la abertura. Sus ventanas todavía estaban cerradas pero yo no podía aguantar más. Me había pasado toda una semana sólo mirándola, por temor a su tan frecuente huida, que todos esos sentimientos que se amontonaban en mi pecho eran ya insoportables. Aquel día era el de mi mudanza definitiva y el inicio de mi nueva vida en el pueblo. ¿Por qué no actuar de una vez por todas?

Crucé hacia el edificio en frente, y le entregué la chaqueta a la señora de la pequeña oficina. Regresé a mi apartamento con el corazón en la mano, casi llorando de la emoción. Me paré junto al marco de la ventana y esperé. Aquella hermosa expresión suya al recibir el abrigo, fue la señal que necesitaba para dejar que mi alma se dirigiera a su ahora poseedora. Ya no iba a ser mía, y no sufría por aquello, al contrario, casi pedía a gritos que la tomara.

Terminé de ordenar la ropa en el armario y más de la mitad del día se escabulló de esa manera. El camión de la mudanza estacionado en la vereda, se despedía luego. Apoyado sobre las blancas barandas de la ventana, el viento comenzó a tomar posesión del vecindario. Recordaba, nadando en el mar de emociones que llevaba conmigo desde esa mañana.

Ana había estado apareciendo tan llena de tristeza desde aquel día que la encontré en la tienda, pero las cosas no parecían estar mal en la realidad. Ella y su madre pasaban todo el tiempo juntas y ella sonreía. Suponía que todo estaba bien, y que era sólo cuestión de esos juegos a los que  a mi mente le gustaba jugar . Aun así no dejaba de pensar en la taciturna mirada que me dedicaba antes de despedirse en cada sueño. Quería confirmar por mí mismo que  nada malo sucedía, y dejar de vivir de meras suposiciones.

Junto a la mudanza, el proceso de reorganizar mi vida, fueron los que me dejaron casi sin tiempo para ocuparme de ella, y sólo me conformaba con saber que estaba del otro lado de la calle, viviendo. Los sueños se mantenían, casi con el mismo patrón de siempre. Ella apareciendo ante mí, mostrándome una sonrisa llena de tristeza y luego, una mirada al irse. Quería saber más, pero no tenía forma de hacerlo. No mencionaba mi nombre y se había transformado otra vez en esa mujer callada que era cuando comencé a verla por las noches. Hasta aquella noche, la tercera luego de haberme ido a vivir a ese lugar.

In my dreams [ImJaebum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora