Segunda cita

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"Para una segunda cita, nada mejor que llevarlo a la biblioteca del campus."


La mañana llegó demasiado pronto para Yesung, demasiado brillante y fría, recordándole como una burla el fracaso que había sido su cita el día anterior. Cita que, por cierto, no era clasificada como cita, en vista de que casi no había hablado con Ryeowook, había chillado como una nena cuando se derramó la avena encima, y además, ni siquiera fue capaz de pagar por su propia comida y por los daños ocasionados al local en el que habían comido. En resumen, era un completo asco y fracaso como hombre, muchas gracias, pero sería más seguro si permanecía bajo las cobijas fingiendo no respirar.

Donghae cayó sobre él como un torbellino, arrancándolo bruscamente de su intento por volverse una roca fría y sin emociones. Maldijo entre dientes, como ya comenzaba a volverse costumbre para él, cuando las muy frías manos de Kyuhyun sujetaron sus tobillos por debajo de las cobijas, tirándolo fuera de la cama en un ágil movimiento que revelaba la fuerza que no tenía ni idea de que su amigo poseía. Lloró un poco para que lo dejaran morir allí, pero los otros dos se mostraron reacios a la idea, arrastrándolo hasta las duchas –donde por suerte no estaban Wook ni los fastidiosos mellizos Lee- y luego volviendo a arrastrarlo hasta la cafetería del campus.

-Es una pena, una verdadera pena –Kyuhyun sostenía en su mano una humeante taza de café, mientras que en la otra balanceaba la correa de su fea mochila de jeans más desgastada que la propia ropa del millonario heredero –Y yo que creí que mi plan serviría enserio contigo.

-¿Qué tan malo fue? –Quiso indagar Donghae, haciendo acopio de su mejor y más dulce sonrisa, gracias al cielo, porque Jongwoon estaba ya harto de la mueca satánica en los labios del engendro Cho -¿Al menos le preguntaste algo?

-Le pregunté si le gustaban hombres o mujeres

-¿Y qué te dijo?

-No sabría explicarlo, dado que escogí ese momento para echarme la avena encima y chillar como una cebra recién parida

-Las cebras recién paridas no chillan –Lo corrigió el heredero de Satán –Tú solo no puedes ser más patético porque eso sería ilegal, ¿Verdad? Por suerte para ti, tu gran amigo Kyuhyun siempre tiene un as bajo la manga. Supongo que tendremos que hacer uso de la segunda cita.

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Había una cosa interesante acerca de las preguntas personales entre amigos, y éstas eran que podían dejar a alguien pensando detalladamente las respuestas que pudo haber dado, o que siquiera tenía idea de conocer. Ryeowook pensó seriamente en eso mientras observaba a los hermanos discutir acerca de cómo vestirse aquel día, obviamente, de modo que su ropa combinara y todo, además de sus apellidos, le gritara al mundo que habían incluso compartido el vientre de su madre durante 8 meses. Sungmin se decidió por unos polos de pareja, gris y naranja, con el dibujo de un oso en ellos, y Eunhyuk fue demasiado infantil para seguirle al rubio el juego.

Pero volviendo al principio, las preguntas personales. Yesung le había preguntado por sus gustos la tarde anterior, segundos antes de echarse la avena encima, y gracias a Dios que no fue capaz de llegar a escuchar su respuesta, porque Wook había dicho que le gustaban las jirafas. Eso lo habría hecho parecer un poco zoofílico, ¿Verdad? Lo que sea que eso significara. ¿Qué había en especial para que el mayor quisiera ahora averiguar acerca de sus gustos? Estaba lo suficientemente seguro de que, en todos los años de amistad que llevaban, Yesung nunca había demostrado interés en nada más allá de comentar hechos ocurridos en su infancia.

5 Citas para confesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora