Capítulo dos: Consecuencias

451 60 7
                                    

Se veía tan frágil.

Intentaba contener mis lágrimas y ser fuerte, con el objetivo de no perturbar a ninguno de mis familiares, pero por primera vez no me sentía capaz de ocultar mis sentimientos frente a todos ellos.

Esto era mi culpa.

Gracias a mi ella estaba recostada sobre esa cama, con esa cánula que se encargaba de otorgarle oxígeno a sus pulmones y debatiéndose entre la vida y la muerte. Su cara estaba pálida y todo su rostro había perdido aquel color rojizo que tanto la caracterizaba. Mientras escuchaba aquella gran máquina que se encargaba de indicar sus signos vitales, tomé una de sus manos entre las mías y comencé a hablarle con la voz completamente entrecortada.

-Karol, por favor perdóname- susurre derrotado queriendo que mis disculpas llegaran hasta sus oídos- Te prometo hacer lo que quieras por una semana, pero despierta- pedí sintiendo mis ojos arder y mi garganta gemir de tristeza- De acuerdo, un mes sí quieres- continúe esperanzado sin obtener ningún tipo de respuesta.

Él me lo había advertido.

Me había escrito que no se me ocurriera hacer cualquier tontería o ella lo pagaría.

Pero os juro que creí que era una simple broma, que todo terminaría en cuánto hablara con la policía y que mi vida regresaría a la normalidad en un par de semanas. Sin embargo, luego de algunas horas mi móvil sonó para informarme que mi pequeña hermana había sido atacada al salir de la escuela. Al parecer un ladrón había intentado robarle el bolso y se había encargado de huir antes de que las autoridades lograran atraparlo.

Pero yo sabía que eso era improbable.

No se trataba de un simple ladrón...

Ni siquiera estaba seguro que él se hubiera arriesgado a hacer semejante tontería.

Seguramente alguien más se había encargado del trabajo sucio.

-Ya tienes que salir, el horario de visitas se ha acabado- anunció una enfermera acercándose hasta mi posición e indicándome la salida.

-Adiós hermanita, volveré pronto para verte abrir los ojos- expresé esperanzado sintiendo la mirada de lástima a mi lado e intentado ignorar los pensamientos negativos que se acumulaban en mi interior.

Atravesé los pasillos con rapidez fijándome en cada uno de los familiares que se encontraban en la unidad de cuidados intensivos y detallando sus expresiones llenas de derrota. Podía distinguir lágrimas, sollozos llenos de dolor, escuchar palabras de despedida y ver familias reunidas frente a ancianos que no parecían sobrevivir esta última visita al médico.

Seguramente muchos de ellos jamás se habían preocupado por visitar a la persona que estaba recostada en la cama y algunos otros deseaban una muerte rápida, para llamar a sus abogados rápidamente para dividir la cantidad de dinero que dejaría el próximo difunto.

Sin darme cuenta ya montado en el metro de regreso a casa y mis manos se dirigieron a mi mochila para sacar aquel sobre morado que estaba seguro de poseer entre mis cosas.

"Te gusto mi sorpresa compañero?"

No pude evitar reír con ironía y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano, para no romper el pedazo de papel con mis dedos.

"No te ofendas tío, que yo te advertí que no quería que nadie se involucrara en esta situación".

Supongo que tenía razón, todo esto era mi culpa.

¿Verdad?

Fui yo el que olvidó seguir las instrucciones y metí la pata hasta el fondo, logrando no solo que mi hermana estuviera entre la vida y la muerte, sino consiguiendo que ese maldito sujeto lograra su cometido.

Seguramente se estaba dividiendo de lo lindo.

"Lo único que tienes que hacer de ahora en adelante, es seguir mis indicaciones y así nadie más saldrá herido, no suena tan difícil chaval. Te aseguro que te divertirás <3".

No creo eso.

Seguramente su asquerosa mente ya había encontrado un punto débil y estaba buscando la forma de explotarlo hasta cansarse.

"Lo primero que debes hacer es quitar aquella denuncia en la policía. No me preguntes cómo harás, pero no quiero tener que terminar aquel trabajo con esa pobre niña, menos cuando seguramente encontrará la forma de recuperarse".

¿Sería cierto?

Esperaba que no fueran simples palabras y que realmente él se hubiera encargado de dejarla libre sin ningún tipo de secuelas.

"Lo segundo que quiero que hagas, será un poco más interesante, quiero que te alistes para encontrarte conmigo esta misma noche a las afueras de la ciudad".

¿Pero qué dice?

Sentí el pánico apoderarse de mi cuerpo y mi boca se abrió con sorpresa, ante la absurda petición.

"No faltes Willy, que en serio ansío que tus ojos me miren de frente y ver tu reacción.

Te espero en la salida norte de la ciudad a las 23:00.

No faltes o sabrás las consecuencias.

Esta vez no seré tan amable.

V".

Supongo que no tendré otra opción.

Tendré que enfrentarlo.

Es mi única salida.




Psicópata (Wigetta AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora