Capítulo siete: Cambiando de estrategia

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Narra Guillermo.

Esto es inútil.
No voy a conseguir nada portándome de mala manera y rechazando todas sus atenciones. Necesito ganarme su confianza por completo para lograr así, tener una oportunidad para salir corriendo. Será imposible huir de este lugar sí vivo encerrado en su sótano y no tengo posibilidad siquiera de recibir la luz del sol.
Es necesario cambiar de estrategia.
He intentado modificar mi personalidad a través de los pequeños detalles. Sé que no puedo ser tan estúpido de cambiar en un par de días y darle la oportunidad de descubrir mis intenciones. Por esa razón, he dejado de lado tantos enfrentamientos y me he vuelto más "condescendiente". No ha sido nada fácil y siendo sincero, me ha tocado morderme la lengua mil veces o utilizar mis pocos dotes de actuación, para evitar mandarlo al carajo.
Es increíble lo fácil que logra sacarme de mis casillas.
-Buenos días Willy- saluda dulcemente abriendo la puerta del lugar y obligándome a cerrar los ojos, al sentir aquella molesta luz sobre mi rostro.
Me había vuelto casi un vampiro.
-Buenos días- susurré indiferente observando con interés el plato de comida que traía en sus manos.
-Me contaron que era tu plato favorito- expresa emocionado acercándolo a mi rostro y dejándolo a un lado.
Su boca se acerco con lentitud hacia la mía y comencé a transpirar, al ver su rostro a pocos centímetros del mío. Estaba a punto de unir nuestros labios cuando escuché un ruido de cerradura y su mueca se transformó en una divertida, mientras se alejaba con rapidez.
-¿Qué pasa Willy?- preguntó extrañado.
-Nada- contesté molesto ante su atrevimiento.
No sé qué me frustraba más; su engaño o que no hubiera acabado con el contacto entre nosotros.
Esa última idea me aterraba.
-No te enfades tío, he decidido que puedes comer conmigo afuera.
-¿En serio?-cuestioné ocultando mi emoción.
Iba a preguntarle la razón, pero decidí no darle motivos para que cambiara de opinión.
-Te lo has ganado compañero- respondió con una sonrisa ayudándome a parar del suelo, luego de abrir las esposas que rodeaban mis piernas.
Estuve a punto de caer por el dolor, pero él me agarró con fuerza de la cintura, impidiendo que le diera un beso al suelo. Me sostuvo con delicadeza ayudándome a subir los escalones y al llegar arriba, pude detallar con rapidez, cada una de las instalaciones del domicilio.
Su casa era preciosa.
Las paredes eran completamente blancas y el piso también era de un color claro, que brillaba por la limpieza. Todos los cuadros se encontraban colocados cuidadosamente en las paredes y estaba seguro que sí pasaba un metro, este quedaría completamente recto sobre el borde. Los muebles estaban muy organizados y no se veía una pizca de polvo en el ambiente.
Él debía tener algún tipo de obesión con el orden y la simetría.
-¿Qué te parece el lugar?- preguntó con una sonrisa de orgullo ante mi mirada de absoluta sorpresa.
-Es lindo- contesté con un poco de amabilidad.
-De ahora en adelante también es tu casa- expresó con un tono tan dulce, que me causó ganas de vomitar.
Era un completo lunático.
Me ayudó a sentar en el comedor y comimos en silencio, mientras él se dedicaba a comerme con la mirada. No pude evitar sonrojarme y ponerme completamente nervioso. Una risa melodiosa salió de sus labios varias veces y estuve a punto de tirarle un plato, con el objetivo de que detuviera sus burlas.
-De acuerdo Willy, te has portado tan bien estos últimos días, que creo que tienes derecho a decir lo que quieras.
-¿Disculpa?- pregunté extrañado sin entender una palabra de lo que estaba hablando.
-Sí tío, puedes hacerme la pregunta que quieras y estoy obligado a responder.
-¿En serio?- fue obvio mi tono de ansiedad y sólo una pregunta pasaba por mi mente ante esa situación- ¿Por qué yo? ¿Qué hice para que decidieras tenerme aquí?- cuestioné rápidamente sin poder evitar callar mis palabras.
-Eso es fácil, fue inevitable caer ante tus encantos- respondió acercándose de nuevo a mi rostro y tomandólo entre sus manos suavemente- Es imposible no notar lo inteligente, amable, encantador y fabuloso que eres.
Tuve que pasar saliva con nerviosismo y sentí que mi pecho comenzó a latir con fuerza.
Su cara estaba cada vez más cerca y cerré los ojos lentamente, cuando sus labios entraron en contacto con los míos. Su beso estuvo lleno de pasión y necesidad. Nuestros labios se movieron en perfecta sincronía y su lengua recorrió toda mi cavidad, cuando decidí abrir mi boca suavemente.
Nos separamos cuando me faltó la respiración y casi salto del susto, al notar su mirada.
-Ahora me toca preguntar a mi Willy- susurro con sensualidad, pero con un toque de maldad- ¿Qué tan estúpido crees que soy?
Un frío me caló los huesos y sentí que temblaba, cuando su rostro se transformó por completo.
Estaba muerto.

Psicópata (Wigetta AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora