Capítulo 9. Terra Aventura (parte 2)

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8. Terra Aventura (parte 2)


   Los padres hacía rato que habían perdido de vista a sus hijos, pero sin darle mayor importancia siguieron su camino.

   Crocodile,por fin logró que el pelirrojo le dejara ir a la pirámide del terror tras dejarlo distraído con un puesto de algodón de azúcar.Nada más llegar, el moreno consiguió acojonar hasta tal punto a los encargados de asustar a los visitantes, que él mismo se autoproclamó el rey de la pirámide. Evidentemente, nadie tuvo lo necesario como para negárselo.

   Shanks,cuando terminó su dulce, harto de seguirle el rollo a Croco y puesto que Doflamingo y Mihawk estaban desaparecidos en combate, se aventuró a ir por libre con la esperanza de cruzarse con alguien conocido.

   Cuando llegó a Las Islas, se encontró con Luffy sentado con los ojos cerrados en un banquito de piedra, bajo el intento de sombra de un árbol de escasas hojas que apenas ofrecía cobijo de los rayos solares. El gesto apacible del pequeño afloró una sonrisa en el pelirrojo, quien, decidido, se acercó a él. Tras sentarse a su lado le plantó un beso, como la alarma de un despertador que te obliga asalir de un sueño. El pelinegro no tardó en corresponder y abrirlos ojos, sorprendido al principio, dejándose llevar luego.

- ¿Qué haces aquí sólo, mi príncipe?

   Qué buenos recuerdos, desde hacía un mes que no había podido hacer ese tipo de cosas con su hijo. Tan normales desde siempre que se habían convertido en costumbre. Sin trasfondos ocultos, sin dobles intenciones, sólo el mero amor que un día enseñara al pequeño a demostrar a quienes le importaban, pero que poco a poco para Luffy comenzaban a tener un significado más profundo.

- Esperar a que los chicos salgan del "Laberinto de Ulises"; no te dejes llevar por el nombre,es un muermazo que sólo te pasea...- se quejó el muchacho. Estaba visto que si no se trataba de un salto al vacío o velocidad extrema,no había atracción que consiguiera entusiasmar al pequeño monito.

- Bueno,pues ya llegó el alma de la fiesta, no os molestará que un carroza como yo se acople a vuestro grupito de jovenzuelos, ¿verdad? -dijo con una sonrisa radiante que hizo latir corazón de Luffy.


   Dentro dela atracción, Nami y Sanji en un vagón, y el pobre Usopp sólo e notro, disfrutaban de un viajecito entorno de la historia en primera persona de las peripecias de Ulises, acompañada de una narración proveniente de algún altavoz oculto.

   La parte del cerebro del rubio que había estado manteniendo una falsa sonrisa permanente dibujada en sus labios durante toda la jornada, dejó de funcionar, dando paso a un reflejo bastante depresivo y tristón.¿Por qué el peliverde tenía que tener novia? Si ya era suficientemente difícil acercarse a su corazón sin provocar alguna de sus tontas discusiones, imaginarse cómo sería ahora que se encontraba ocupado por otra persona le quitaba todos los ánimos. Ains... debió quedarse en el campamento de verano tal y como le sugirió su padre en vez de haber ido a aquellas estúpidas vacaciones. Suspiró con pesadez, al menos no estaba todo perdido,aún le quedaban dos meses para intentarlo.

   De algo mejor humor, Sanji se dirigió a su hermana con sus intenciones impresas y mal disimuladas en su rostro.

-Mi querida Nami-saaan, maravillosa hermanita míaaa- canturreaba tratando de engatusarla antes de soltarle su propuesta- ¿Serías tan amable de hacerme un pequeño favor?

   La pelinaranja le miró con desconfianza. Si de normal ya se fiaba poco de aquel descerebrado rubio que tenía por hermano, ¡imagina ahora que se le notaban las intenciones a kilómetros! Finalmente, optó por escucharle, por loco y salido que estuviera seguían siendo familia. Nami se acercó para oír mejor la treta que tenía preparada Sanji y se quedó desorbitada y alucinada ante el elaborado plan que había trazado.

Por una apuesta terminé siendo tu hijo (MiZo) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora